Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 313

300 se encargó de convalidar esa legislación y adecuar a ella la Constitución, de lo cual resultó la Constitución de 1993. Así consiguió Fujimori todos los cambios legislativos que había planteado en noviembre de 1991 y que el Congreso no ratificó. Junto al «arrepentimiento», el dispositivo que más influencia tuvo en el avance de la contrasubversión, estuvo el del reconocimiento y organización de las rondas y autodefensas campesinas bajo la autoridad militar. Según el Comando Conjunto, desde 1992 hasta 1994 se habían formado 4,628 comités de autodefensa, integrados por 232,668 ronderos. Más favorable al predominio político de Fujimori que a la contrasubversión, fue la ampliación de las atribuciones de los jefes de los comandos político-militares, quienes pasaron a ser los gobernantes locales efecti- vos, pues podían remover de sus cargos y nombrar a todos los funcionarios. El jefe político militar designaba un comité de notables que le recomendaba el per- sonal. La constitución fujimorista repitió punto por punto el capítulo de seguridad y defensa de la constitución de 1979. Esto indica, por un lado, que para luchar exitosamente contra la subversión terrorista no hacía falta romper el orden cons- titucional ni convocar una asamblea constituyente, porque las normas constitu- cionales de seguridad y defensa de 1979 eran suficientes. Por otro, significa que el contenido de estos capítulos de la Constitución de 1979 —el cual, como hemos visto, fue propuesto por las instituciones militares mientras estaban todavía en el poder— es compatible con el papel que desempeñaron la Fuerzas Armadas du- rante todo el régimen de Fujimori y con las leyes de los órganos del Sistema de Defensa Nacional que dieron lugar, entre otras cosas, al SIN de Montesinos. Los cambios que siguieron en las leyes revelan las graves consecuencias de esa indefinición. Cambios legislativos con consecuencias graves fueron el que permi- tió al Presidente mantener en el cargo indefinidamente a los altos mandos milita- res, gracias a lo cual Hermoza Ríos presidió el Comando Conjunto durante 7 años, y el que otorgó al SIN la atribución de realizar operaciones encubiertas al margen de todo control. El 13 de noviembre de 1992, faltando 9 días para los comicios de elección del Congreso Constituyente Democrático, se realiza un intento de golpe militar con- tra Fujimori, organizado por los generales en situación de retiro Jaime Salinas Sedó, José Pastor Vives y Ernesto Obando y entre otros oficiales. Fujimori llegó a abandonar el palacio de gobierno, pero las acciones previstas por los golpistas fueron debeladas antes de consumarse y todos los oficiales involucrados fueron rápidamente detenidos. A lo largo de los 10 años que gobernó Fujimori, Vladimiro Montesinos se encargó de presionar, chantajear, enjuiciar, sobornar cuando pudo y, sobre todo, alejar del país a todos los oficiales que no se amoldasen al papel que el régimen establecía para las Fuerzas Armadas. Uno de los primeros fue el general Alberto Arciniega, Jefe del Comando Político-Militar del frente Huallaga desde mediados de 1989 hasta enero de 1990. Montesinos hizo ingresar personal de operaciones especiales a su domicilio en horas en que él y su familia no estaban allí, causando destrozos y dejándole mensajes insultantes con el propósito de amedrentarlo. Al repetirse las amenazas y, en vista de que no conseguía garantías contra esto