Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 304
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Sabiendo esta diferencia, se puede demostrar que las menciones de los dere-
chos humanos en el contexto de estos manuales contrasubversivos —y de la
instrucción norteamericana a oficiales latinoamericanos en los años 80— los
distorsionan profundamente. Es un caso paradigmático de desinformación.
Las instrucciones para los interrogatorios en los manuales militares que ahora
analizamos siguen las enseñanzas de los manuales de la CIA de los años 60, espe-
cialmente el KUBARK Counterintelligence Interrogation de 1963. En los manuales del
Ejército, la regla básica es someter al detenido al más estricto aislamiento,
privándolo de toda referencia clara sobre lo que ocurre alrededor. Si el individuo
consiguiera de alguna forma la seguridad de que su reclusión va a terminar en
cierto plazo, eso bastaría para elevar sus defensas psicológicas e impediría obte-
ner información a través de él. Las instalaciones de reclusión descritas en los
manuales son claramente prisiones clandestinas. Los manuales de la CIA son
mucho más precisos y explícitos que estos manuales del Ejército. Human Resource
Exploitation Training Manual (1983) es una versión actualizada del KUBARK. Se-
gún Human Resource Exploitation, las detenciones deben hacerse al amanecer, por
ser la hora en que el individuo es psicológicamente más pasivo. Se lo debe vendar
y amordazar de inmediato, desnudarlo por completo, transportarlo y confinarlo
incomunicado, a fin de que pierda el sentido del tiempo transcurrido. Los ritmos
de alimentación y sueño deben ser alterados. Aunque ambos manuales de la CIA
incluyen capítulos sobre técnicas coercitivas, precisan que las técnicas de tortura
suelen ser contraproducentes para la obtención de información y que la amenaza
de dolor es más efectiva que el dolor mismo. No se descarta que se emplee la
fuerza para desmontar las defensas psicológicas del interrogado y convencerlo
de que las amenazas van a realizarse. Los interrogadores deben turnarse y
repartirse roles, a fin de prolongar la presión sobre el interrogado, llevarlo a ex-
tremos de agotamiento físico, extremos de calor, de frío, privarlo del sueño («La
cama debe ser mínima, catre y manta, no colchón. La idea es impedirle al sujeto
relajarse y recuperarse del shock» E-3) y, en los casos en que sea conveniente,
recurrir a la hipnosis, a drogas y placebos.
Por otro lado, oficiales de la Policía y de las Fuerzas Armadas peruanas han
estudiado profundamente la concepción taiwanesa de guerra contrasubversiva
desde inicios de los años 80, para lo cual viajaron a Taiwán y residieron allí por
períodos de hasta un año continuo. A su regreso, estos oficiales han hecho apor-
tes a la instrucción y a la elaboración de la estrategia contrasubversiva en el
Perú. El primer curso de Operaciones Psicológicas basado en la concepción de
«guerra política» se ofreció en la Escuela Superior de Guerra del Perú en fecha
tan temprana como 1984. Corresponde examinar aquí esta doctrina por dos
razones. Primera, porque contribuyó a definir elementos centrales de la estrategia
contrasubversiva que se empleó para derrotar al PCP-SL. Segunda, porque, junto
con la instrucción de la Escuela de las Américas, preparó el terreno ideológico
para el régimen de Fujimori.
Está claro en la expresión «guerra política» que aquí la política se entiende
como un atributo de la guerra. La palabra «política» se ha rebajado aquí al nivel
de un adjetivo que modifica al sustantivo «guerra» y determina un tipo especial
de guerra. Así entendida, la política es el ejercicio del derecho del Estado a la