Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 296

6 Oficio 289 C. o/07.00. Huancayo, 21 de diciembre de 1990. Ref: RG Nº 050856- EMFA/PM-PH del 5 de diciembre de 1990. 283 del Comando Conjunto dirigiéndole un informe sobre experiencias de la lucha contrasubversiva. 6 Las experiencias a que se refiere son, sobre todo, de inteligen- cia y contrainteligencia. Los aspectos más destacados del informe son, primero, la necesidad de mejorar el personal y los medios materiales de las operaciones de inteligencia y, segundo, la necesidad de evitar los tratos crueles y los plazos de detención largos durante los interrogatorios. Sobre los detenidos y los interrogatorios, el informe enfatiza la importancia de no retenerlos más de 24 horas hasta ponerlos en libertad o entregarlos a la policía. Precisa que siempre que se determine en el interrogatorio militar que el presunto delincuente subversivo (DS) no está implicado en actividades terroris- tas, debe ser puesto en libertad. Además, «El capturado y/o detenido no debe ser maltratado por ningún motivo. En los INTERROGATORIOS se empleará la per- suasión, mas no la coacción ilícita, amenaza o violencia en cualquiera de sus formas. No podrán ser sometidos a torturas o tratos crueles, inhumanos o de- gradantes» (Ministerio de Defensa 1989: 9). El hecho de que este informe contenga tales aclaraciones sobre lo permisible en un interrogatorio indica que hasta el momento en que se redactaba no estaba nada claro que eso tuviera que ser así. Esto coincide con lo que sabemos por numerosos testimonios, que en los interrogatorios se aplicaba violencia extrema, con prácticas como la golpiza, el ahogamiento, colgar al interrogado de ganchos en el techo, aplicarle descargas eléctricas, producirle quemaduras, heridas y mutilaciones, tras lo cual muchas veces sobrevenía la muerte por estar ya desfigu- rado o porque había visto a sus captores e interrogadores. Se lo mataba y sus restos se hacían desaparecer o se hacían irreconocibles, para que los familiares de la víctima no los denunciara o para que su cuerpo no se convirtiera en prueba acusadora de las torturas que se le había infligido. Los hechos posteriores muestran que los informes autocríticos como el que acabamos de reseñar tuvieron poca influencia en el desarrollo de las operaciones. El mecanismo que la nueva estrategia había puesto en marcha generó prácticas cada vez más selectivas y más sórdidas, circunstancias que contribuyeron a la intensificación de las operaciones encubiertas y la degradación de la ética profe- sional de las fuerzas del orden fueron, primero, los exiguos medios económicos estatales al final del gobierno de García y los primeros años del de Fujimori; segundo, los efectos psicológicos y morales de la guerra prolongada en el perso- nal militar; y, tercero, las dificultades especiales que presentaban los frentes Huallaga y Ucayali a causa del narcotráfico. Las operaciones contrasubversivas ampliaron su radio en los años 1990 y 1991. Alcanzaron, hacia el oeste, en Lima, asentamientos humanos —principal- mente en la carretera central, como Huaycán y Raucana— y universidades na- cionales —principalmente La Cantuta y San Marcos—. Hacia el oriente de Junín, los comandos del frente Mantaro avanzaron hasta el río Ene, donde liberaron a cientos de nativos asháninkas recluidos por el PCP-SL en un campo de trabajo