Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 292
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por el Ministerio de Defensa en junio de 1989. Contiene una presentación muy
completa y acertada de las características del PCP-SL. Enuncia las ideas centrales
del «Pensamiento Guía», revela la estructura del Partido y del «ejército guerrille-
ro popular», su modo de actuar y organización para el ataque, los objetivos finales
del PCP-SL, las ideas directrices de la Línea Militar y la Línea de Masas, los tipos
de Comités Populares y sus funciones, Bases de Apoyo, zonas guerrilleras y
organismos generados.
La ampliación del concepto se produce en las primeras líneas, pues ya no
se entiende la subversión sólo, ni principalmente, como acción militar. Pero
la segunda parte de la definición modera su alcance, porque la limita a impedir
que la subversión tome el poder o siente las bases para ello. Las ideas centrales de la
nueva estrategia aparecen ya bajo el título «Normas de la contrasubversión». La
primera norma dice que el apoyo de la población es necesario para la contra-
subversión. Aquí está formulado el problema fundamental de esta guerra. El
PCP-SL está preparado para regresar a los pueblos y convertir las intervenciones
policiales y militares en momentos de su acumulación de poder, ejecutando a
quienes colaboraron directamente con las fuerzas del orden e implantando un
nuevo «comité popular» que controle a la población mermada y aterrorizada
por la guerra.
La forma de conseguir dicha cooperación de la población aparece en las nor-
mas siguientes. La segunda norma es que el apoyo de la población se obtiene
mediante una minoría activa. Su fundamentación refiere a una teoría del poder
político (Ministerio de Defensa 1989: 60).
La semejanza con la estrategia del PCP-SL se advierte de inmediato. La mayo-
ría neutral es lo que el PCP-SL llama «la masa». Las minorías enfrentadas son,
por un lado, el núcleo de representantes locales del Estado peruano y de los inte-
reses de una sociedad libre; y, por otro, el núcleo de apoyo a la subversión. La
cuestión era entonces cuál de las dos minorías prevalece y cuál desaparece. Por
ello, la acción militar y policial contra las unidades de guerrilla y la Organización
Político Administrativa (OPA) de la subversión debe preceder a la acción sobre la
población. No se puede movilizar el apoyo sin haber tenido primero un triunfo
convincente que destruya el dominio subversivo.
La obtención del apoyo de la población no surge directamente del restableci-
miento de la normalidad, es decir, del retorno al estado de derecho o la celebra-
ción de elecciones. Estos son pasos finales que resultan de un largo proceso de
recuperación del orden, proceso que acontece todavía bajo el estado de emergen-
cia. Lo primero que hay que buscar es «[... ] crear en la población una imagen
positiva de las fuerzas del orden» (Ministerio de Defensa 1989: 69-70). El conteni-
do de este objetivo se expresa en una serie de reglas, las cuales se asemejan
sorprendentemente a las que impuso Mao a su ejército revolucionario. Sin em-
bargo, en el caso de Mao esto no expresa ningún reconocimiento de derechos
básicos de las personas, es sólo parte de una estrategia psicosocial, expresada en
la forma de una ética corporativa de los miembros del «Ejército Popular». En la
nueva estrategia contrasubversiva peruana las reglas citadas tienen ese mismo
sentido, por ello se combinan sin contradicción con la suspensión de los derechos
básicos constitucionales y la eliminación selectiva de la minoría subversiva.