Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 291

278 destruir y/o neutralizar «a todo transgresor de la Ley y del Orden Constitucional que contribuya a la subversión». Esto último implica todavía mucha dispersión de esfuerzos si tomamos en cuenta que la misma Directiva evalúa que todas las agrupaciones de la izquierda legal, los sindicatos (salvo los apristas) e incluso los sectores «progresistas» del clero tienden a apoyar a la subversión conforme se agudizan las contradicciones. En lo relativo a la organización del esfuerzo nacional de defensa interna, esta Directiva prescribe una división de tareas entre Policía y Fuerzas Armadas muy cercana a la división acostumbrada. Las Fuerzas Policiales se encargarían de los registros casa por casa, las requisas, los interrogatorios, detenciones y capturas, mientras que las Fuerzas Armadas se limitarían a disuadir, perseguir y enfrentar a los elementos armados de la subversión. No obstante, precisa en otra parte que la persona detenida por las Fuerzas Armadas deberá ser entregada a la policía o a la instancia judicial pertinente después de haber sido interrogada por la unidad militar. Esta directiva reconoce también grandes tareas pendientes en materia de inteligencia y contrainteligencia y, aunque no puede presentar aún resultados en lo referente al conocimiento de la estructura y el accionar del PCP-SL, pone énfasis en la necesidad de obtener esos conocimientos, lo que ya es un paso importante. Como una señal del desarrollo cualitativo de la «guerra popular», columnas del PCP-SL empezaron a atacar reiterada y temerariamente a las patrullas mili- tares. En mayo ocurrió una emboscada a un convoy militar que ocasionó una feroz represalia de las fuerzas del Ejército contra la población de la localidad de Cayara. Cundió la noticia de la masacre de más de 50 campesinos a manos de los militares. Viajaron al lugar el Ministro de Justicia Camilo Carrillo, el Ministro de Defensa, general López Albújar, el decano del Colegio de Abogados de Lima Raúl Ferrero y el obispo auxiliar de Lima Augusto Beuzeville, quienes manifestaron no haber encontrado «muestras de bombardeos, incendios o combates producidos en la localidad». Pero los testimonios de los habitantes llevaron el asunto hasta la Fiscalía de la Nación. El Jefe del Comando Político-Militar de la zona, general José Valdivia Dueñas, dijo que no hubo una sola víctima inocente en Cayara y que se trataba de un montaje de los terroristas para desprestigiar a las Fuerzas Armadas. Otro factor de inseguridad general en 1988 fueron los rumores de golpe mili- tar, seguidos pronto por el correspondiente desmentido público por parte del Ministro de Defensa, general López Albújar. La irregularidad o el colapso de los servicios públicos esenciales, como el agua potable en las ciudades, la energía eléctrica, la seguridad en las carreteras y, en general, los servicios policiales, sumados a la incertidumbre sobre el valor del dinero dejada por la hiperinflación, el empobrecimiento de las clases medias y los rumores sobre casos de corrupción de gran magnitud, contribuyeron a crear una sensación de zozobra que no cesó hasta el final del gobierno de Alan García. L A ESTRATEGIA CONTRASUBVERSIVA INTEGRAL Y LA NUEVA INCURSIÓN DE LAS F UERZAS A RMADAS EN POLITICA El documento que marca el inicio de un cambio sustancial en la estrategia es el Manual de Ejército Guerra no Convencional Contrasubversión ME 41-7, editado en Lima