Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 283

270 Sobre las ejecuciones extrajudiciales, es preciso señalar que muchas de las personas detenidas no resistían las torturas y fallecían exhaustas, y que otras eran asesinadas directamente cuando, según el criterio de sus victimarios, se demostraba su responsabilidad. Algunos cadáveres eran enterrados en fosas clandestinas; otros cuerpos eran abandonados en caminos, quebradas y parajes relativamente cercanos a la ciudad, como Puracuti e Infiernillo. Por estas razones, es presumible que las personas dadas por desaparecidas, en su gran mayoría, hayan sido ejecutadas extrajudicialmente. Dado el patrón de actuación que se ha analizado, es posible afirmar que las violaciones de los derechos humanos consistentes en detenciones arbi- trarias, detenciones en instalaciones militares, torturas, libertades selectivas, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales, obedecían a una práctica sistemática, por la uniformidad del procedimiento, y generalizada, por el elevado número de víctimas. Es evidente que sólo los militares de alto rango podían establecer los pro- cedimientos de actuación de las fuerzas del orden, sea diseñándolos, corrigiéndolos o sustituyéndolos. En consecuencia, las violaciones de los derechos humanos señaladas serían parte de una estrategia contrasubversiva creada por el aparato militar estatal o, cuando menos, tolerada por él. La gran cantidad de violaciones de derechos humanos y las múltiples denuncias efectuadas tuvieron que ser conocidas necesariamente por los jefes militares. Aun considerando la hipótesis de que estas prácticas o métodos no hayan sido parte de un planeamiento centralizado, los altos mandos tenían el poder para modificar dichos procedimientos violatorios e imponer prácticas respetuosas de los derechos humanos. Sobre la base de lo expuesto, y tomando en cuenta aspectos como las caracte- rísticas propias de la organización militar (estructura jerarquizada) así como la responsabilidad que tuvo el Comando Político Militar (desde del Cuartel 51, Los Cabitos) en el planeamiento y ejecución de las operaciones militares que se reali- zaban en la zona, resulta evidente que los altos mandos tuvieron dominio y con- trol de los actos violatorios de los derechos humanos.