Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 269
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asesor Vladimiro Montesinos estaba interesado en poner coto a la investigación
sobre la organización de traficantes de drogas de Rodríguez López ya menciona-
da, la que hubiera echado luces sobre los vínculos de Montesinos con grupos de
narcotraficantes.
Con el gobierno de Alberto Fujimori las Fuerzas Armadas regresaron más
claramente a la posición de supremacía que se había tratado de contrapesar en
los años anteriores. Junto con ello, como se reveló en los años posteriores, se
abría paso una extensa red de corrupción organizada desde los más altos niveles
del Estado, redes a las que tampoco sería ajeno el manejo de la institución poli-
cial. El Ministerio del Interior fue puesto en manos de sucesivos generales del
Ejército y ello implicó, naturalmente, el control sobre la Policía Nacional del Perú.
Además de ellos, oficiales de las Fuerzas Armadas tomaron posesión de toda la
estructura del ministerio, especialmente de los puestos de alta dirección.
A pesar de las dificultades iniciales, la labor del GEIN prosiguió. La infor-
mación recabada permitió nuevas operaciones de seguimiento de dirigentes
senderistas. En diciembre de 1990, el general PNP Héctor Jhon Caro fue nom-
brado director de la DIRCOTE. En ese puesto, brindó mayor apoyo al conjunto
de los grupos operativos y propuso a Javier Palacios conformar un grupo espe-
cial similar al GEIN, para fortalecer el trabajo de búsqueda de los dirigentes
principales de los grupos subversivos. Dicho grupo sería bautizado por Pala-
cios como Brigada Especial de Detectives (BREDET) en 1991, cuando fue a pe-
dir apoyo económico a representantes del Departamento de Estado de los Esta-
dos Unidos.
Palacios fue removido de su puesto en DINCOTE ese mismo año después de
que rehusó cumplir una orden de Montesinos: éste pretendía que BREDET elabo-
rara atestados para aprehender por terrorismo a personas que, salvo en un caso,
no presentaban antecedentes que justificaran la captura. Por su parte, en enero de
1991 el GEIN seguía trabajando; ya contaba para ello con veinte agentes. Mien-
tras que el comandante Marco Miyashiro dirigía el grupo, el mayor Jiménez esta-
ba a cargo del departamento de operaciones. Poco después el GEIN se incautó de
importante material del PCP-SL, incluyendo una videgrabación donde se obser-
vaba a todo el comité central del PCP-SL. Asimismo, se encontró información
detallada sobre el I Congreso Nacional del PCP-SL.
Después de este importante golpe a la organización subversiva, los servicios de
inteligencia tomaron mayor interés en el trabajo del GEIN. A la cooperación inicial
de la Marina, se sumó la contribución económica del Servicio de Inteligencia Na-
cional. No obstante, a cambio del apoyo ofrecido, Montesinos solicitó a la DIRCOTE
que permitiese que un grupo de analistas del SIN entrasen a trabajar con la docu-
mentación incautada. Los analistas del SIN (militares) entrarían supuestamente a
apoyar el trabajo de inteligencia del GEIN y BREDET. Pasados unos años, varios de
los analistas colocados en el GEIN por Montesinos fueron señalados como miem-
bros del escuadrón de la muerte denominado Grupo Colina.
Desde mediados de 1991, la convivencia en las instalaciones de la DIRCOTE
entre policías y militares era fuente de tensiones crecientes. Se evidenciaban celos
y una ardua competencia entre los servicios de inteligencia por capturar a los
dirigentes subversivos, en especial a Guzmán Reinoso.