Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 262
Apoyo y búsqueda de contrapesos
El mayor interés que al iniciar su gobierno dedicó el PAP a la policía obedecía,
entre otras razones, a la necesidad de equilibrar la excesiva influencia que las
Fuerzas Armadas habían ganado en la toma de decisiones sobre la lucha
contrasubversiva. El gobierno de García Pérez buscaba incrementar el control
civil sobre el uso de la fuerza pública y con ese propósito estableció una relación
especialmente fluida con la policía.
El proyecto de acrecentar la influencia de la policía enfrentaba una dificultad
cada vez más grave: la profunda corrupción de los cuerpos policiales asociada,
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Durante este año, el trabajo de la unidad rindió sus primeros frutos de trascen-
dencia. Los detectives habían logrado conocer mejor cómo funcionaba y actuaba el
PCP-SL, por lo menos en Lima Metropolitana. DIRCOTE enfocó, por tanto, sus
actividades sobre el llamado Comité Metropolitano del PCP-SL —«o sea, los que
llevaban bombas», como dijo un agente a la CVR— al que logró dar algunos
golpes que terminaron por debilitarlo. En parte, fue por esa razón que en la
organización del PCP-SL fue ganando mayor importancia el organismo llamado
Socorro Popular, que terminó por militarizarse y por desplazar al Comité
Metropolitano del lugar central en la estrategia senderista en Lima.
También la PIP obtuvo algunos avances en Lima. En diciembre de 1983, la
jefatura de la Policía de Investigaciones del Perú en Huaraz —a cargo del coronel
Héctor Jhon Caro— detuvo a Antonio Díaz Martínez, alto mando del PCP-SL
desde sus inicios.
Estas capturas, sin embargo, no contribuían todo lo posible a la desactivación
del PCP-SL, pues varios de los dirigentes subversivos detenidos alcanzaban su
libertad muy prontamente por deficiencias de la administración de justicia.
En todo caso, se abría paso en la DIRCOTE una forma de trabajo distinta y
más coherente que la persecución indiscriminada de supuestos sospechosos que
se estaba dando en la sierra central. La DIRCOTE consiguió algunas mejoras
logísticas después de concluido el gobierno de Fernando Belaunde. Entre 1985 y
1986 el gobierno accedió a equiparar la labor de la DIRCOTE con los servicios
policiales en zonas de emergencia.
En estos años, se incrementó el número de agentes asignados a la DIRCOTE, lo
que permitió la creación de más grupos operativos entre los que se dividió el
trabajo en curso. Desde 1984, la DIRCOTE preparaba semanalmente un cuader-
nillo sobre las actividades terroristas a escala nacional. Para ello, recopilaba y
analizaba la información que remitían las jefaturas departamentales de la PIP.
Desde 1985, esta labor quedó al mando del comandante responsable de cada
Delta, según los departamentos asignados.
El cambio de gobierno significó para la DIRCOTE disponer de ligeros ali-
cientes para el personal, pero también de una mejor organización. Se les otorgó
mayor libertad para trabajar a cambio de rendir cuentas después. Una mayor
autonomía y una mejor articulación del trabajo policial no equivalían, sin em-
bargo, a contar con directivas claras. Hubo apoyo, pero no una política
contrasubversiva propiamente dicha, y esa carencia no se solucionó tampoco
con el nuevo gobierno.