Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 206

Los orígenes del MRTA se remontan a una escisión sufrida por el PAP a fines de la década de 1950, cuando un núcleo de jóvenes militantes encabezados por Luis de la Puente se alejaron de ese partido político. Disconformes con el abandono de las tesis radicales primigenias del partido y con la alianza concertada con el gobierno conservador de Manuel Prado (1956-62), los disidentes conformaron el APRA Rebelde. El triunfo de la revolución cubana en 1959 favoreció la radicalización juvenil en todo el continente e influyó también en el APRA Rebelde, que en 1962 adoptó el nombre de Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y se adhirió a una co- rriente continental que propugnaba la revolución socialista por la vía de la lucha armada. En junio de 1965, el MIR desarrolló una breve experiencia guerrillera, que terminó con la muerte de Luis de la Puente y sus principales dirigentes en los meses siguientes. En los años posteriores, los sobrevivientes se dispersaron en una serie de pe- queñas organizaciones que conservaron las siglas del MIR. A lo largo de la década posterior, esas agrupaciones evolucionaron con distintos matices pero mantuvie- ron en común el objetivo de «reiniciar la lucha armada». Dos de ellas, el MIR-Voz Rebelde (MIR-VR) y el MIR - IV Etapa (MIR-IV) lograron tener presencia en dife- rentes organizaciones y movimientos sociales hacia fines de los años 70. Sin em- bargo, fue otro núcleo bastante más pequeño y marginal, el MIR - El Militante (MIR-EM), una de las dos organizaciones que conformarían pocos años más tarde el MRTA. El otro núcleo surgió del Partido Socialista Revolucionario (PSR), fundado en 1976 por jóvenes radicalizados de la Democracia Cristiana y militares que reivin- dicaban el nacionalismo y las reformas del gobierno del general Juan Velasco Alvarado (1968-1975). El PSR se organizó en dos niveles: uno público que incursionó con éxito en los procesos electorales que se abrieron a partir de 1978; y otro clan- destino conocido como la «Orga», que se encargaba de las actividades conspirativas y de la conducción del aparato partidario. En 1978, estos últimos abandonaron el PSR acusando a los «públicos» de privilegiar el trabajo legal en desmedro del tra- bajo insurreccional del partido. Poco después, los disidentes fundaron el PSR Mar- xista-Leninista (PSR ML). En 1979, el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en Nicaragua dio un nuevo aliento a la izquierda guerrillera latinoamericana, y causó un gran impacto en la izquierda peruana, que precisamente entonces enfrentaba un arduo dilema. Hasta 1978 casi todos los partidos de izquierda consideraban que la lucha armada era un medio legítimo para acceder al poder y la mayoría veía la participación electoral como sinónimo de «reformismo» y A NTECEDENTES 193 das. En sus acciones armadas y en el trato dispensado a los «prisioneros», el MRTA proclamó guiarse por las Convenciones de Ginebra. Pese a ello, la CVR ha encontrado que dicha organización cometió graves crímenes y violaciones de los derechos humanos, especialmente asesinatos y secuestros. El MRTA es responsa- ble del 1.8% de víctimas mortales producidas durante el conflicto armado interno.