Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 179
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afirmación? Según el mismo Guzmán señala, debería producirse en Ayacucho un
tipo de acción militar distinto al desarrollado hasta entonces; es decir, debería
buscarse el asalto y la toma de ciudades como Huanta y Ayacucho, a la vez que
incrementar acciones en Lima. En su estrategia, el objetivo era cercar las ciudades
desde el campo, pero tomando «el campo como base y la ciudad como comple-
mento». Por lo tanto, para alcanzar el equilibrio estratégico, debería trasladarse el
peso y la importancia del Comité Zonal Fundamental —Cangalla y Víctor Fajardo—
al Comité Zonal de Ayacucho —Huamanga, Huanta y La Mar—, mientras que en
Lima se irían sentando las bases de los «comités de lucha popular», equivalentes
de los comités populares existentes en el campo. Raucana y María Parado de Belli-
do, en la Carretera Central, serían los modelos de desarrollo de las bases de apoyo
revolucionario en la ciudad.
A comienzos de 1989, los responsables regionales del PCP-SL informaban de
serias dificultades originadas, entre otros factores, en que las Fuerzas Armadas
restablecían sus relaciones con los organismos de autodefensa y extendían su in-
fluencia a favor de la resistencia del campesinado contra las imposiciones del PCP-
SL. A pesar de estos informes, Abimael Guzmán logró que el acuerdo del Congre-
so del PCP-SL respecto de su propuesta de «luchar para alcanzar el equilibrio
estratégico» se tomara como eje para el diseño de un nuevo plan militar.
En las lucubraciones políticas y militares de Abimael Guzmán a lo largo del
conflicto armado, destaca la presentación del «equilibrio estratégico» como una
posibilidad inminente. Con ello, Guzmán rompía las normas elementales de com-
prensión del enfrentamiento con las fuerzas de seguridad del Estado, con las cua-
les él sabía muy bien que no había ningún equilibrio. No obstante, años después,
Guzmán afirmaba que el «equilibrio estratégico» no comprendía centralmente el
enfrentamiento con las fuerzas del orden, sino que era la búsqueda del
resquebrajamiento de la gobernabilidad total del país. Y, en 1993, al plantear el
inicio de conversaciones para un «acuerdo de paz», y al producirse la división
interna del PCP-SL, afirmó que definitivamente no estaban en condiciones de to-
mar el poder: «preparábamos cómo inducir el ingreso del imperialismo yanqui
¿acaso pensábamos que el poder lo tomaríamos en 3 o 4 años? No, ni Lima se
convirtió en centro de combate» (PCP-SL 1993a).
Esta evolución de las afirmaciones de Guzmán respecto del «equilibrio estraté-
gico» no hace sino demostrar el cinismo y la intención manipulatoria con que ac-
tuó durante el I Congreso y después de él.
[...] desde el punto de vista del Poder hemos logrado un gran salto; ¿cuál es
nuestra perspectiva?, la República Popular del Perú [...]
Desde el punto de vista del desarrollo de la guerra popular, nos hemos
desenvuelto así: de guerra de guerrillas a guerra de movimientos (con cuatro
hitos) y hemos entrado a equilibrio estratégico. En consecuencia, el derrotero
seguido y concretado, en el Plan de Impulsar y sus tres campañas, en cuanto a
guerra popular, ha alcanzado el equilibrio estratégico y entrado a impulsar
preparativos de la insurrección en ciudades.
Considerando el camino de cercar la ciudad desde el campo, el Plan de Impulsar,
principalmente el equilibrio estratégico y el desarrollo de la III Campaña, nos
plantea en perspectiva la cuestión del traspaso del centro del trabajo del campo