Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 178

38 Obsérvese la semejanza entre esta situación y la existente a comienzos de la guerra, cuando el arqui- tecto Belaunde atribuía la violencia a la presencia de agentes de potencias extranjeras decididas a desestabilizar al Perú. En una entrevista en la Base Naval del Callao, Abimael Guzmán, preguntado acerca de la utilización de la coerción contra las masas y la precariedad de las adhesiones así conse- guidas, afirmó que, según el presidente Mao, el apoyo activo de las masas se buscaba, sólo en la frase final del asalto de las ciudades desde el campo, en el momento inmediatamente, anterior a la toma del poder. Preguntado sobre el autoritarismo, afirmó que éste consiste en no saber Interpretar los intereses objetivos de las «masas». 165 había roto en muchas zonas del campo y los campesinos entablaban alianzas con las fuerzas del orden, con diversos grados de cercanía o de independencia, según las características regionales particulares. Esta realidad era imperceptible para la dirección senderista, para la que el PCP-SL era el único representante auténtico de los intereses objetivos del proletariado y del campesinado. Para Guzmán y su cúpula, si los campesinos se levantaban contra el PCP-SL ello era consecuencia de la intervención de agentes externos, los Yanaumas («cabezas negras»), encuadrados a la fuerza por los militares y bajo la instigación de las mesnadas. 38 Según Guzmán, el PCP-SL había arribado al «equilibrio estratégico» gracias a que siempre había mantenido la iniciativa y había cumplido sus planes políticos y militares. Guzmán era incapaz de ver todo lo que contradijera sus apreciaciones, hasta el extremo de no comprender que la eliminación selectiva de los militantes y simpatizantes de su organización emprendida por los militares implicaba un cam- bio en la estrategia contrasubversiva. Para Guzmán, se trató simplemente de un recurso desesperado del Estado para tratar de contener el victorioso despliegue del «nuevo Poder». Luego del I Congreso de puso en práctica el plan de alcanzar el «equilibrio estratégico» a través del incremento de las acciones subversivas, pero paradójica- mente esta reactivación condujo al PCP-SL a su derrota. En palabras de Feliciano: «salimos del Congreso y teníamos que hacer operaciones, operaciones, operacio- nes», es decir, emboscadas a patrullas militares y asaltos a puestos militares, lo que aumentaba los enfrentamientos. Obviamente, el PCP-SL no tenía capacidad para enfrentar a las fuerzas del orden en cada comité regional. Mientras las bases y comités del PCP-SL no se movilizaran, o lo hicieran sólo incursionando a otras comunidades para sojuzgarlas o hacer proselitismo, tenían mayores posibilidades de subsistir; pero para alcanzar el «equilibrio estratégico», las columnas armadas del ejército guerrillero popular» se vieron obligadas a mantener la iniciativa bélica de manera permanente, lo que se tradujo en fuertes pérdidas de personal y medios de la Fuerza Principal de cada región. Esta dinámica diferente obligó posteriormente a Feliciano a refugiarse en el río Ene hacia 1992 para subsistir. En resumen, Guzmán introdujo un cambio de grandes consecuencias en la lí- nea política en el preciso momento en que la actividad del PCP-SL ingresaba en una etapa crítica de la que no logró recuperarse. Es relevante señalar que entre las tesis de Mao Zedong sobre la «guerra popu- lar», que suman más de un centenar, sólo una se refiere al «equilibrio estratégico», definido simplemente como el período de transición de la defensiva a la ofensiva. En cambio, para Guzmán, el «equilibrio estratégico» se convierte en un punto central de discusión y de convencimiento de todo el PCP-SL. ¿Qué existía tras esta