Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 165

152 En el valle del Mantaro, donde se encuentran las principales ciudades, y en la zona minera del departamento de Junín, el conflicto tuvo signo diferente. Ahí no se logró instalar «comités populares», probablemente por ser una zona con una economía altamente integrada a los mercados. Los espacios de la violencia fue- ron, más bien, las ciudades y los asientos mineros, mientras que las operaciones de sabotaje tuvieron como objetivo principal a la red eléctrica que abastece al país desde la hidroeléctrica de Quichuas, Tayacaja, sobre el río Mantaro. En la ciudad de Huancayo se produjeron numerosos atentados a locales públi- cos. La Universidad Nacional del Centro fue escenario de un trabajo proselitista intenso, que también se desarrolló, acompañado de acciones de agitación y pro- paganda armada, en los asentamientos humanos populares. También se iniciaron las convocatorias a paros armados, que se habían añadido, como quinta forma de lucha, a las cuatro preexistentes: agitación y propaganda, sabotaje, aniquilamien- to selectivo y combates guerrilleros. El incremento de la violencia condujo a la declaración del estado de emergen- cia en el departamento de Junín el 30 de diciembre de 1988. A partir de entonces, el Ejército asumió la responsabilidad del combate contra la subversión. El año 1988 fue también un período de conflictos sindicales mineros en torno a los cuales el PCP-SL incrementó su violencia asesinando a los dirigentes que se le oponían. Guzmán se proponía concentrar las energías del partido en el Valle del Mantaro, aunque reconocía que su actividad estaba profundamente golpeada: ¿Dónde nos quedamos en la primera parte que fue golpeada y que generó el proceso del 89 y parte del 90? ¿No fue simplemente en Cerro y más que todo tomando Yanahuanca y Chaupihuaranga? ¿Qué pensar? ¿No era un pedacito? ¿Tenía su razón? la tenía, correspondía a un momento de nuestro desarrollo. ¿Hemos avanzado? claro, ¿fue bueno? nos obligó a avanzar. Luego en el segundo momento de nuestro trabajo en el Centro, cuando se toma las provincias de Concepción, Jauja y Huancayo, o sea la parte alta [...] ¿no implicó el trabajo del Valle del Mantaro? Entonces ellos nos golpearon, hicieron genocidio, nos llevaron a replegamos y a retroceder, nos dieron una derrota circunscrita, ¿nos aniquilaron? No, ¿fueron capaces de impedimos ir a otro lugar y desarrollar? No, y lo hicimos en un lugar más grande, más amplio, con mayor perspectiva [...] no nos han aniquilado y mientras no te aniquilen no hay derrota definitiva. (PCP-SL 1991d) En lo que concierne a la «toma de las provincias de Concepción, Jauja y Huancayo», se debe considerar que Guzmán precisó que se estaba refiriendo a «la parte alta», es decir, las punas que circundan estas provincias, donde el PCP-SL golpeó a las SAIS. Su éxito fue mucho menor en las tierras bajas, donde existen prósperos productores minifundistas; en las ciudades, particularmente en el caso de la ciudad de Huancayo, se concentra en la UNCP, especial objetivo del PCP-SL. Por ello, el 29 de noviembre de 1987, toma la Universidad y, al año siguiente, desarrolla un amplio trabajo de propaganda y organización, y hace crecer con ello la espiral de violencia que se prolongó hasta 1993. Una de las zonas de importante desarrollo organizativo del PCP-SL en este período fue la selva central ocupada por colonos y, entre diversas etnias, por los asháninkas, una macroetnia amazónica que, con 50,791 habitantes registrados se- gún el censo nacional de 1993, constituye aproximadamente la cuarta parte de la población nativa amazónica.