Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 157
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Las familias vivían en carpas de plástico, expuestas a la intemperie y sin ropas
de vestir. La alimentación era todavía un problema mayor. En los últimos años
casi dejaron de probar sal, azúcar, verduras, menestras. En los diez años,
habrían muerto alrededor de 100 niños y adultos por falta de alimentos. (Del
Pino 1999: 178)
Cuando, el 24 de octubre de 1993, la «masa» de Sello de Oro mató a los mandos
senderistas y se entregó a la Base Militar de Santa Rosa, «el 100% padecía de ane-
mia, muchos tenían tuberculosis, bronquitis aguda, paludismo. Muchos niños, por
la desnutrición, a los dos, tres años aún no podían caminar» (Del Pino 1999).
Una forma similar de controlar a la población fueron las «retiradas» en la zona
denominada Oreja de Perro, en el distrito de Chungui, departamento de Ayacucho.
Las «retiradas» consistían en el desalojo forzoso del centro poblado, cuyos habi-
tantes eran llevados a refugiarse en los cerros y en el monte de la ceja de selva, en
zonas de difícil acceso. Esto significó que el PCP-SL trasladaba sus «bases de apo-
yo» para sustraerlas a la acción de las Fuerzas Armadas. Debe recordarse que el
PCP-SL llamaba «bases de apoyo» a la reunión de varios «comités populares», es
decir, poblaciones en las que había desplazado o aniquilado a las autoridades lo-
cales y había implantado sus «comisarios». En el lugar de «retiro» la organización
subversiva implantaba un férreo orden y un control total que convertía la vida en
las «retiradas» en un tormento colectivo:
Tuve mucha pena. En mi base quedamos pocos y escapamos hacia la puna
donde comimos papas. Al enteramos que los sinchis se fueron, volvimos los que
quedamos de mi base al sector de Achira, donde volvieron a venir los senderistas
para organizarnos nuevamente. Nos dijeron: nosotros somos bastantes, como la
arena del río y los militares son como las piedras grandes del río. La organización
de las masas en mi base era: las señoras se ocupaban en cocinar y si los adultos
trabajaban en la chacra, llevar la comida. Los adultos y jóvenes participaban en
la fuerza principal y a la vez eran agricultores. Todos trabajaban para todos. No
había individualismo. Los niños mayorcitos ayudaban en lo que podían y a los
más pequeños, el senderista SF nos enseñaba a leer, escribir, nos hacían cantar
y jugar. Yo tenía siete años en ese entonces. Lo que me duele recordar es cómo
las masas morían porque no podían escapar de los ataques que hacían los
militares. La Fuerza Local y Principal casi nunca caía. Eran jóvenes a partir de los
12 años y los adultos hasta los 40 años de edad, quienes podían escapar fácilmente
de los militares, pero no podían enfrentarse, porque sólo eran veinte combatientes
y estaban armados con palos, hondas, dos escopetas y dos fusiles. Así iban
muriendo muchas masas y quedábamos pocos. 29
Durante los años 1983-1985, Ayacucho siguió siendo la zona más convulsio-
nada; sin embargo, no fue la única región donde se sintieron las consecuencias de
la «guerra popular». También en Huancavelica, sobre todo en las provincias de
Angaraes y Acobamba, el PCP-SL aplicó la estrategia de crear vacío en el campo:
asesinato de autoridades que no habían renunciado y hostigamiento a los puestos
policiales, así como intimidación a poblaciones y asesinato de quienes eran sos-
pechosos de ser «soplones», aunque no se registraron «arrasamientos» de comu-
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CVR. Testimonio 202014.