Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 151
138
Javier—. Como todos se acusaban, no le contamos a nadie. Sólo le dijimos a los
hombres que hagan las balsas y que las oculten en el monte... y les dijimos que no
cuenten ni a sus mujeres ni a los niños, a nadie [...]». 18
La noche en que habían decidido fugarse llegó la «fuerza local» al mando de
Jesús, hermano de Javier. El senderista se dio cuenta de las intenciones de su her-
mano y lo quiso acusar. Ante este peligro, Javier ató a una mujer ayacuchana que
llegó con la «fuerza local», mientras otro grupo se llevaba a Jesús. Cuando Javier
llegó a la playa encontró a su hermano muerto: «Lo miré y tuve que seguir adelan-
te nomás... Nos escapamos y ya no pensé hasta después». 19
La comunidad recuerda este hecho de otra manera: Javier mató a su hermano
para que puedan escapar. Por ello es visto como el «salvador» del grupo: «Jesús
llegó a la playa, y Javier tuvo que matarlo para que no nos delate [...]». 20 La noche
anterior habían soñado con el color blanco, que era una buena señal. Escaparon
aproximadamente 187 personas hacia Poyeni. «Tuvimos suerte porque ese día co-
rrió viento y empujó las balsas [...] llegamos a Poyeni [...]». 21 Los que no huyeron
fueron unos 147, entre adultos y niños.
Ante las fugas, los mandos senderistas comenzaron a separar a los miembros
de las familias, de modo que si alguno intentaba escapar, tomaban represalias contra
los que quedaban. Se multiplicaron los ajusticiamientos. Paralelamente, entre 1991
y 1993 se incrementaron los operativos conjuntos entre el Ejército y los ronderos
en los valles del Tambo y del Ene. A través de esos operativos se fue recuperando
de manera paulatina a numerosos asháninkas secuestrados por el PCP-SL. Sólo en
1993 fueron rescatados cerca de tres mil asháninkas en el valle del Ene.
L OS « N ÚCLEOS P OBLACIONALES»
Las personas que escapaban o que eran «recuperadas» fueron llevadas a «comu-
nidades de refugio» o «núcleos poblacionales» 22 como Puerto Ocopa, Poyeni y
Betania en la cuenca del río Tambo; y Cutivireni y Valle Esmeralda, en la cuenca
del río Ene. En muchos casos, los «recuperados» fueron sometidos a intensos
interrogatorios por parte de los militares.
Las condiciones de hacinamiento, aislamiento, escasez de recursos y hostiga-
miento del PCP-SL, hicieron difícil la supervivencia en esas comunidades. Nin-
gún comunero podía alejarse de las casas sin protección. Actividades usuales como
la pesca, caza o agricultura, se vieron restringidas y tenían que realizarse siempre
bajo la protección de las rondas. El hacinamiento aceleraba la propagación de en-
fermedades como el cólera, la tuberculosis y la malaria. Muchos fallecieron, espe-
cialmente ancianos, mientras que varias familias jóvenes huyeron al monte bus-
cando su libertad. También se multiplicaron las tensiones y conflictos, solapados o
explícitos, entre familias provenientes de diferentes comunidades, o debido al grado
de simpatía o de rechazo que habían tenido hacia el PCP-SL.
18
19
20
21
22
CVR. Entrevista a Javier. Camino de Puerto Ocopa a Satipo, diciembre de 2002.
Ibídem.
CVR. Entrevista a Carmen. Otica, septiembre de 2002.
CVR. Entrevista a Máximo. Otica, septiembre de 2002.
El término «núcleo poblacional» fue acuñado por algunos estudiosos debido a que
la legislación internacional no reconoce la existencia de «refugiados internos» sino
tan solo de «desplazados».