Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 149
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partido y revolución». Si no cumples [las tareas], hablas de lo que piensas y sientes,
uno mismo se critica: «soy vago, ocioso, ¡qué diablos, a veces pienso! Eso es toda mi
palabra». Tres veces nomás puedes hacerlo, a la tercera aplican violencia. 10
En ese contexto, se desarrollaron distintas formas de resistencia. Algunos recu-
rrieron al humor: «Uno sufría solo en el monte, sin que lo vieran, para evitar los
castigos». 11 Cuando podían, escondían alimentos para comerlos después con su
familia. 12 Otros ocultaban a sus hijos en el monte para evitar que los lleven a «gue-
rrear». Cuando iban a cumplir con sus tareas aprovechaban para verlos. Esto implicaba
un gran riesgo y podía conducir al castigo físico, o incluso la muerte. Cuando el PCP-
SL «aplicaba violencia» a los infractores, soplones o «individualistas» 13 se les colocaba
al centro de un círculo y se elegía a algún miembro de la «fuerza principal» para
asesinarlo con una soga o con un cuchillo. Aunque la mayoría de estos asesinatos no
eran presenciados por la «masa», los mandos obligaban al pelotón, y especialmente a
la familia, a festejar la muerte, a reír, tomar masato y dar vivas al partido y al presidente
Gonzalo.
El número de muertes por desnutrición y enfermedades también fue alto: «[…]
ya no había que comer, ya no comían ni sal [...]. A veces comían tierra los niños y
bastantes morían». 14 En algunos casos, los difuntos eran arrojados en fosas comu-
nes: «Hacían hueco hondo, o roca con hueco, ahí los tiraban [...]». 15 Llegaron a
vivir: «[...] como chanchos, escondidos bajo el monte, durmiendo en el barro y
comiendo sopa aguada [...]». 16 «Eras como un animal, ya no hay familia, a veces te
hace matar a tu familia, a tu hijo, porque ya no es tu familia. Esa es orden del
pueblo, mentira, esa es orden de él mismo [mando senderista]». 17
Entre 1992 y 1993 se incrementó el número de asháninkas que huían. Algunos
tuvieron que dejar a sus familiares más débiles o pequeños. Además, tenían que
superar el temor al Ejército y a los ronderos inculcado por el PCP-SL para acudir a
las comunidades de refugio o «núcleos poblacionales». Los fugitivos apelaban al
conocimiento del medio para sobrevivir en el monte o a la interpretación de los
sueños para decidir cuándo escapar, cuándo callar, qué decir. Los escapes masivos
fueron menos frecuentes.
E SCAPE DE LOS C OMITÉS P OPULARES W ACAPÚ Y V ISTA A LEGRE DE O TICA
En febrero de 1993, Máximo y Javier, mandos de los comités de base Wacapú y
Vista Alegre decidieron huir con sus respectivos grupos. «Había miedo —cuenta
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Informante mujer de 48 años. Testimonio recogido por Leslie Villapolo (CAAAP).
Puerto Ocopa, 1995.
CVR. Entrevista a Carlos. Otica, septiembre de 2002.
CVR. BOL-P. Entrevista en profundidad. Mujer, pobladora de Quempiri.
El PCP-SL denominó «individualistas» a los que no cumplían con la norma de
«centralizar» todo el fruto de su trabajo en la chacra, pesca u otras actividades de
recolección para luego ser redistribuido a la «masa». También era «individualista»
aquél que no quería participar en las faenas grupales encomendadas por los mandos.
CVR. BDI-P737. Entrevista en profundidad. Quempiri, septiembre de 2002. Varón de
40 años aproximadamente.
CVR. Entrevista a Ernestina de 32 años aproximadamente. Puerto Ocopa, noviembre
de 2002.
Mujer de 28 años. Testimonio recogido por el CAAAP. Puerto Ocopa, 2000.
Varón de 41 años. CN. Testimonio recogido por el CAAAP. Puerto Ocopa, 2000.