Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 146
Dispuestos a todo contra civiles desarmados. Veinte años después, la CVR no
ha encontrado signos de remordimiento entre los máximos dirigentes senderistas.
Para ellos, «esas son las cosas que decimos que son errores, excesos que se come-
ten. Pero no son problema de línea».
Lucanamarca constituye un hito en la denominada «guerra popular», pues es
la primera de las matanzas masivas e indiscriminadas que, a partir de entonces,
caracterizarían las acciones del PCP-SL y lo convertirían en el grupo sedicioso más
sanguinario de la historia latinoamericana.
En abril de 1984, cuando todavía se estaba desarrollando el tercer plan militar,
Guzmán dispuso el inicio del Plan del Gran Salto, «cuya estrategia política es con-
cretar y desarrollar bases de apoyo», por medio de cuatro campañas. «Poner en
marcha la guerra de guerrillas generalizada, extender nuestras zonas, movilizar a
las masas; golpear a mesnadas para quitar base social al próximo plan reacciona-
rio y quebrado» (PCP-SL 1984).
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Según Óscar Ramírez Durand, Feliciano, fue una decisión del mismo Guzmán. «Él dispuso, para mí
hubiera sido lo correspondiente un ataque a las Fuerzas Armadas, porque con Lucanamarca fue la
señal para todos nosotros al atacar a la población civil, lo que comienza a divorciarnos, a quitar-nos
apoyo» (CVR. Entrevista. Base Naval del Callao, 4 de octubre de 2002).
Frente al uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria respondimos
contundentemente con una acción: Lucanamarca. Ni ellos ni nosotros la olvidamos,
claro, porque ahí vieron una respuesta que no se imaginaron, ahí fueron aniquilados
más de 80, eso es lo real; y lo decimos, ahí hubo exceso, como se analizara en el año
83, pero toda cosa en la vida tiene dos aspectos: nuestro problema era un golpe
contundente para sofrenarlos, para hacerles comprender que la cosa no era tan
fácil; en algunas ocasiones, como en ésa , fue la propia Dirección Central la que
planificó la acción y dispuso las cosas, así ha sido. Ahí lo principal es que les
dimos un golpe contundente y los sofrenamos y entendieron que estaban con otro
tipo de combatientes del pueblo, que no éramos los que ellos antes habían
combatido, eso es lo que entendieron; el exceso es el aspecto negativo. Entendiendo
la guerra y basándonos en lo que dice Lenin, teniendo en cuenta a Clausewitz, en
la guerra la masa en el combate puede rebasar y expresar todo su odio, el profundo
sentimiento de odio de clase, de repudio, de condena que tiene, ésa fue la raíz;
esto ha sido explicado por Lenin, bien claramente explicado. Pueden cometerse
excesos, el problema es llegar hasta un punto y no pasarlo porque si lo sobrepasas
te desvías; es como un ángulo, hasta cierto grado puede abrirse, más allá no. Si a
las masas les vamos a dar un conjunto de restricciones, exigencias y prohibiciones,
en el fondo no queremos que las aguas se desborden; y lo que necesitábamos era
que las aguas se desbordaran, que el huayco entrara, seguros de que cuando entra
arrasa pero luego vuelve a su cauce. Reitero, esto está explicado por Lenin
perfectamente; y así es como entendemos ese exceso. Pero, insisto, ahí lo
principal fue hacerles entender que éramos un hueso duro de roer, y que
estábamos dispuestos a todo, a todo. (Guzmán 1988)
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La matanza de Lucanamarca fue reivindicada como acto del PCP-SL, por
Abimael Guzmán en 1988, en la denominada «Entrevista del Siglo», en la que
declaró que se trató de una decisión de la dirección central del PCP-SL 25 frente a la
rebelión campesina: