Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 144

24 CVR. Testimonio 201700. 131 asambleas y descuidar la atención de sus animales, la falta de libertad para mo- vilizarse, todo ello suscitó un malestar general entre la población. A esto se sumó el creciente resentimiento por la ejecución de las antiguas autoridades, el cierre de ferias mercantiles, la obligación de producir sólo para el autoconsumo y la conversión de los comuneros en «masa» administrada por el partido. Desde fines de 1982 se produjeron las primeras reacciones violentas de las comunidades. Probablemente la primera fue la de los comuneros iquichanos en las alturas de Huanta, quienes en enero de 1983 mataron a siete senderistas en la comunidad de Huaychao en represalia por el asesinato de autoridades comuna- les. Los testimonios recogidos por la CVR en esa comunidad muestran que la pro- puesta de construir un «Nuevo Estado», al menos en la zona altoandina de Huanta, no fue bien recibida por el campesinado. Las autoridades de Huaychao, como el teniente gobernador, el varayocc y el agente municipal, empezaron a discutir [con los senderistas], diciéndoles que ellos eran miembros del gobierno y no podían estar en contra de éste. 24 Días después, el país fue remecido por el asesinato, en la comunidad vecina de Uchuraccay, de ocho periodistas que se dirigían a investigar los sucesos de Huaychao. En febrero del mismo año se produjo la sublevación de Sacsamarca, con la cual se inició el fin del poder del PCP-SL en la provincia de Huancasancos. Fatigados por los abusos de los mandos senderistas, algunos comuneros los emborracharon y los mataron a puñaladas y pedradas. En las semanas siguientes, se manifestaron reacciones similares de la población en las comunidades de Huancasancos y Lucanamarca, en donde la población también dio muerte a los jefes locales del PCP-SL. Estas rebeliones tempranas contra el PCP-SL, sin embargo, eran reacciones ais- ladas, locales y no coordinadas, y siempre provocaron una respuesta violenta por parte de los senderistas. Así, en los meses posteriores a la matanza de los periodis- tas, el PCP-SL se ensañó con Uchuraccay, donde incursionó en tres oportunidades: el 20 de mayo, el 16 de julio y el 24 de diciembre de 1983. En total, de los 470 comuneros registrados en Uchuraccay en el censo de población de 1981, 135 resul- taron muertos en las incursiones punitivas del PCP-SL. Es decir, la tercera parte de la población fue aniquilada, principalmente, por la acción violenta del PCP-SL, pues también los embates de las rondas campesinas y de pueblos vecinos. El 3 de abril de 1983, un número aproximado de ochenta senderistas, entre hombres y mujeres, arremetió de la manera más despiadada contra Lucanamarca. Conforme la columna descendía de las estancias, iba asesinando campesinos, mujeres y hombres, niños y ancianos. Hubo en total 69 muertos. Algunas personas que habían logrado escapar de la masacre acudieron a Huancasancos a pedir auxi- lio al Ejército, mientras que, al día siguiente, otros sobrevivientes irrumpieron vio- lentamente en el domicilio de los padres del líder senderista local al que habían dado muerte anteriormente y los asesinaron.