Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 130
Lima: difícil complemento
Los documentos del PCP-SL muestran que en el IX Pleno Ampliado de 1979, la
oposición al plan de iniciar la guerra tuvo uno de sus reductos en el Comité Metro-
politano de Lima aunque, finalmente, «[...] el partido […] aplastó cabal y comple-
tamente a la línea oportunista de derecha» (PCP-SL 1986a). Depurado el partido,
debía militarizarse. En el ámbito urbano eso significó comenzar por los grupos sin
armas: «[...] de esas ardientes semillas brotarán ardientes girasoles». Sin embargo,
en las ciudades, lo más importante era el trabajo de «frente único». Para esto, el
PCP-SL se impuso como tarea la captación de pobladores a través de los «orga-
nismos generados» como el Movimiento Femenino Popular, el Movimiento de
Obreros y Trabajadores Clasistas, el Movimiento Magisterial, el Movimiento In-
telectual Popular y el Movimiento de Artistas Populares. Asimismo, fue en este
período cuando se creó Socorro Popular, inicialmente concebido para asumir lo
concerniente a la salud y apoyo legal a los militantes senderistas.
La primera fase de esta campaña senderista desatada en Lima tornó impulso
en 1982. Entre las acciones que más conmoción produjeron en la ciudad se deben
mencionar los ataques a las redes de fluido eléctrico con la intención de generar
apagones. Mediante esos y otros atentados, el Comité Metropolitano cobró ma-
yor importancia en la organización y buscó ampliar su radio de acción fortalecien-
do su presencia en las universidades y extendiendo su red organizativa hacia los
barrios marginales de Lima así corno a los conglomerados obreros situados en la
Carretera Central, vía de acceso y salida de la capital hacia la sierra.
No obstante, Guzmán tenía la impresión de que el llamado «Metro» no tenía el
suficiente compromiso con la lucha armada. A eso se añadían algunos problemas
de organización y preparación para realizar ataques de envergadura, que se evi-
denciaron en algunos fracasos estrepitosos. El «Metro» era todavía un problema
para la organización.
El «nuevo poder» en el campo y el ingreso de las Fuerzas Armadas
Hacia octubre de 1982, finalizó la primera campaña de Batir el Campo (Batir 1)
del segundo plan militar Desplegar la Guerra de Guerrillas, iniciada en julio del
mismo año bajo la consigna de «luchar contra el gamonalismo y el poder local y
aniquilar las fuerzas vivas de la reacción». Desde noviembre de 1982 hasta marzo
117
de 304 presos, (de los cuales aproximadamente setenta eran senderistas), entre
los que se encontraban Hildebrando Pérez Huarancca y Edith Lagos. Fue la acción
militar más grande emprendida por el PCP-SL hasta esa fecha y se realizó con una
eficacia sorprendente. Mientras se realizaba el ataque, las fuerzas militares perma-
necieron en el cuartel Los Cabitos, a las afueras de la ciudad de Huamanga, espe-
rando de Lima la orden de intervenir, orden que nunca llegó.
Las fuerzas del orden respondieron con gran violencia. Agentes de la Guardia
Republicana (GR) asesinaron a tres senderistas detenidos, que se encontraban he-
ridos e internados en el hospital de Huamanga. Por otro lado, en abril de 1982 se
inició el traslado de los presos acusados de terrorismo a la costa, al reabierto penal
situado en la isla El Frontón, para prevenir nuevos asaltos como el de Huamanga.