Hatun Hillakuy 2008-Hatun Willakuy. Versión abreviada del Informe | Page 115
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detener las ruedas de molino? Serían hechos polvo». Pero, afirmaba Guzmán, el
dios de esta Biblia es la materia, que avanza de manera ineluctable hacia el co-
munismo. A través de un hábil discurso retórico, Guzmán aparece encarnando
ese movimiento:
[...] quince mil millones de años lleva la Tierra para generar el comunismo.
¿Cuánto dura un hombre? Mucho menos que el simple parpadeo de un sueño;
no somos sino una pálida sombra y pretendemos levantarnos contra todo ese
proceso de la materia [...] burbujas ensoberbecidas, ¿eso queremos ser? ¿Una
parte infinitesimal que quiere levantarse contra quince mil millones de años?
¡Qué soberbia, qué putrición!
En esta exhortación, los rivales de Guzmán aparecen no sólo como insubordi-
nándose al jefe, sino contrariando al universo todo.
En el discurso de Guzmán, el surgimiento del partido resulta un hecho cósmi-
co. Así, a principios del siglo XX, «comenzó a surgir una luz más pura, una luz
resplandeciente, esa luz la llevamos nosotros en el pecho, en el alma. Esa luz se
fundió con la tierra y ese barro se convirtió en acero. Luz, barro, acero, surge el
PARTIDO en 1928 [ ... ]» (mayúscula en el original). La militancia en él se convier-
te en una experiencia religiosa, que implica una ruptura colectiva, pero también
individual: «Dos banderas [luchan] en el alma, una negra y otra roja. Somos iz-
quierda, hagamos holocausto con la bandera negra». Para ello, es necesario «[...]
lavarnos el alma, lavarnos bien [...] Basta de podridas aguas individuales, estiércol
abandonado». Se trata de una purificación que posibilita el renacimiento a un
mundo privilegiado, pero lleno de asechanzas. El enemigo está dentro; por eso,
conforme se suceden las luchas internas y se acerca el momento de iniciar la lucha
armada, el tono se vuelve frenético: 6
Desarraiguemos las hierbas venenosas, eso es veneno puro, cáncer a los huesos,
nos corroería; no lo podemos permitir, es putrición y siniestra pus, no lo podemos
permitir, menos ahora [...] desterremos esas siniestras víboras [...] no podemos
permitir ni cobardía ni traición, son áspides [...] Comencemos a quemar, a
desarraigar esa pus, ese veneno, quemarlo es urgente. Existe y eso no es bueno,
es dañino, es una muerte lenta que nos podría consumir [...] Los que están en esa
situación son los primeros que tienen que marcar a fuego, desarraigar, reventar
los chupos. De otra manera la ponzoña sería general. Venenos, purulencias hay
que destruirlas [...]. (PCP-SL 1980b)
El tono da un indicio de lo que serán en el futuro la «lucha entre las dos líneas»
dentro del PCP-SL y los «acuchillamientos» verbales entre militantes para poder
mantenerse dentro de la estructura partidaria donde el vértice único es, más que
nunca a partir de estos años, Abimael Guzmán.
Los opositores que piensan que iniciar la lucha armada no es la mejor opción
aparecen, además, como descreídos: «Algunos qué poca fe tienen, qué poca cari-
dad, qué poca esperanza [...] hemos tomado las tres virtudes teologales para inter-
pretarlas. Pablo dijo «hombre de fe, esperanza y caridad». Se trata de un proceso
argumentativo en el que el orador va venciendo todas las resistencias de su audi-
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El tono permite entender por qué, para Guzmán, «la esencia de la revolución cultural era cambiar el
alma» (PCP-SL 1991a: 2-3).