HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 135
lo encontraba gracioso, porque estaban muy impresionados por la forma en
que Harry se había mantenido en su escoba. Así que Malfoy; celoso y
enfadado, había vuelto a fastidiar a Harry por no tener una familia apropiada.
Era verdad que Harry no iría a Privet Drive para las fiestas. La profesora
McGonagall había pasado la semana antes, haciendo una lista de los alumnos
que iban a quedarse allí para Navidad, y Harry puso su nombre de inmediato. Y
no se sentía triste, ya que probablemente ésa sería la mejor Navidad de su
vida. Ron y sus hermanos también se quedaban, porque el señor y la señora
Weasley se marchaban a Rumania, a visitar a Charles.
Cuando abandonaron los calabozos, al finalizar la clase de Pociones,
encontraron un gran abeto que ocupaba el extremo del pasillo. Dos enormes
pies aparecían por debajo del árbol y un gran resoplido les indicó que Hagrid
estaba detrás de él.
—Hola, Hagrid. ¿Necesitas ayuda? —preguntó Ron, metiendo la cabeza
entre las ramas.
—No, va todo bien. Gracias, Ron.
—¿Te importaría quitarte de en medio? —La voz fría y gangosa de Malfoy
llegó desde atrás—. ¿Estás tratando de ganar algún dinero extra, Weasley?
Supongo que quieres ser guardabosques cuando salgas de Hogwarts... Esa
choza de Hagrid debe de parecerte un palacio, comparada con la casa de tu
familia.
Ron se lanzó contra Malfoy justo cuando aparecía Snape en lo alto de las
escaleras.
—¡WEASLEY!
Ron soltó el cuello de la túnica de Malfoy.
—Lo han provocado, profesor Snape —dijo Hagrid, sacando su gran
cabeza peluda por encima del árbol—. Malfoy estaba insultando a su familia.
—Lo que sea, pero pelear está contra las reglas de Hogwarts, Hagrid —
dijo Snape con voz amable—. Cinco puntos menos para Gryffindor; Weasley, y
agradece que no sean más. Y ahora marchaos todos.
Malfoy, Crabbe y Goyle pasaron bruscamente, sonriendo con presunción.
—Voy a atraparlo —dijo Ron, sacando los dientes ante la espalda de
Malfoy—. Uno de estos días lo atraparé...
—Los detesto a los dos —añadió Harry—. A Malfoy y a Snape.
—Vamos, arriba el ánimo, ya es casi Navidad —dijo Hagrid—. Os voy a
decir qué haremos: venid conmigo al Gran Comedor; está precioso.
Así que los tres siguieron a Hagrid y su abeto hasta el Gran Comedor,
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