HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 115
Goyle, que les cerraban el camino. Malfoy le quitó el paquete a Harry y lo
examinó.
—Es una escoba —dijo, devolviéndoselo bruscamente, con una mezcla de
celos y rencor en su cara—. Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año
no tienen permiso para tener una.
Ron no pudo resistirse.
—No es ninguna escoba vieja —dijo—. Es una Nimbus 2.000. ¿Cuál dijiste
que tenías en casa, Malfoy, una Comet 260? —Ron rió con aire burlón—. Las
Comet parecen veloces, pero no tienen nada que hacer con las Nimbus.
—¿Qué sabes tú, Weasley, si no puedes comprar ni la mitad del palo? —
replicó Malfoy—. Supongo que tú y tus hermanos tenéis que ir reuniendo la
escoba ramita a ramita.
Antes de que Ron pudiera contestarle, el profesor Flitwick apareció detrás
de Malfoy
—No os estaréis peleando, ¿verdad, chicos? —preguntó con voz chillona.
—A Potter le han enviado una escoba, profesor —dijo rápidamente Malfoy.
—Sí, sí, está muy bien —dijo el profesor Flitwick, mirando radiante a
Harry—. La profesora McGonagall me habló de las circunstancias especiales,
Potter. ¿Y qué modelo es?
—Una Nimbus 2.000, señor —dijo Harry, tratando de no reír ante la cara
de horror de Malfoy—. Y realmente es gracias a Malfoy que la tengo.
Harry y Ron subieron por la escalera, conteniendo la risa ante la evidente
furia y confusión de Malfoy.
—Bueno, es verdad —continuó Harry cuando llegaron al final de la
escalera de mármol—. Si él no hubiera robado la Recordadora de Neville, yo
no estaría en el equipo...
—¿Así que crees que es un premio por quebrantar las reglas? —Se oyó
una voz irritada a sus espaldas. Hermione subía la escalera, mirando con aire
de desaprobación el paquete de Harry
—Pensaba que no nos hablabas —dijo Harry.
—Sí, continúa así —dijo Ron—. Es mucho mejor para nosotros.
Hermione se alejó con la nariz hacia arriba.
Durante aquel día, Harry tuvo que esforzarse por atender a las clases. Su
mente volvía al dormitorio, donde su escoba nueva estaba debajo de la cama,
o se iba al campo de quidditch, donde aquella misma noche aprendería a jugar.
Durante la cena comió sin darse cuenta de lo que tragaba, y luego se apresuró
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