HARRY POTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL Harry_Potter_y_la_Piedra_Filosofal_01 | Page 111
—Creo que lo hemos despistado —dijo Harry, apoyándose contra la pared
fría y secándose la frente. Neville estaba doblado en dos, respirando con
dificultad.
—Te... lo... dije —añadió Hermione, apretándose el pecho—. Te... lo... dije.
—Tenemos que regresar a la torre Gryffindor —dijo Ron— lo más rápido
posible.
—Malfoy te engañó —dijo Hermione a Harry—. Te has dado cuenta, ¿no?
No pensaba venir a encontrarse contigo. Filch sabía que iba a haber gente en
el salón de los trofeos. Malfoy debió de avisarle.
Harry pensó que probablemente tenía razón, pero no iba a decírselo.
—Vamos.
No sería tan sencillo. No habían dado más de una docena de pasos,
cuando se movió un pestillo y alguien salió de un aula que estaba frente a ellos.
Era Peeves. Los vio y dejó escapar un grito de alegría.
—Cállate, Peeves, por favor... Nos vas a delatar.
Peeves cacareó.
—¿Vagabundeando a medianoche, novatos? No, no, no. Malitos, malitos,
os agarrarán del cuellecito.
—No, si no nos delatas, Peeves, por favor.
—Debo decírselo a Filch, debo hacerlo —dijo Peeves, con voz de
santurrón, pero sus ojos brillaban malévolamente—. Es por vuestro bien, ya lo
sabéis.
—Quítate de en medio —ordenó Ron, y le dio un golpe a Peeves. Aquello
fue un gran error.
—¡ALUMNOS FUERA DE LA CAMA! —gritó Peeves—.
FUERA DE LA CAMA, EN EL PASILLO DE LOS ENCANTAMIENTOS!
¡ALUMNOS
Pasaron debajo de Peeves y corrieron como para salvar sus vidas, recto
hasta el final del pasillo, donde chocaron contra una puerta... que estaba
cerrada.
—¡Estamos listos! —gimió
puerta—. ¡Esto es el final!
Ron,
mientras
empujaban
inútilmente
la
Podían oír las pisadas: Filch corría lo más rápido que podía hacia el lugar
de donde procedían los gritos de Peeves.
—Oh, muévete —ordenó Hermione. Cogió la varita de Harry, golpeó la
cerradura y susurró—: ¡Alohomora!
111