CARTA PARA TI
Amado joven, escucha las palabras de Cristo: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad
asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo
de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mat. 5:14-16). ¿Tu ejemplo e
influencia han tenido ese carácter positivo que ha impresionado a quienes te rodean y
creado en ellos una convicción espiritual? Me temo que no tienes sino una pálida idea de
lo que debes hacer. Tiemblo por ti. Veo tentaciones a cada lado, y a ti con tan poco poder
para resistirlas.
¿Te encuentras infatuado? Pesa tus motivos y el verdadero propósito de tu corazón. Te
veo en compañía de incrédulos nunca ha cedido su corazón a Cristo. Se me mostró que a
veces se sienten conmovidos y convictos de pecado. Pero tu conducta no es de tal
naturaleza que profundizara su convicción, o les diera la impresión de que estos asuntos
tenían especial importancia. Tú profesas que consideras sagrada la salvación del alma y
la verdad presente. Los incrédulos no respetan el sábado en base a un principio. Aman la
vanidad del mundo y disfrutan del orgullo y las diversiones de