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También fue presentado una variante R33 V.spec N1 con una importante reducción de peso, al igual que el R32, pero el éxito en competición tardó en llegar más tiempo del esperado. Es en este punto donde entra a formar parte Nismo, quien trabaja en el R33 para presentar el GT-R LM que correría en las 24 Horas de Le Mans de 1995, donde terminó décimo de la general y quinto de su clase, mientras que al año siguiente, terminaría 15º de la general y décimo de su clase. El motor, por su parte, era un 2.8 litros de seis cilindros biturbo que arrojaba una potencia de 600 CV, pero como ocurre con la normativa de homologación, Nissan se vio obligado a lanzar la versión de calle del R33 LM. Llega en 1996 y tan solo estaba disponible en color Champion Blue. Disponía de un splitter que dirigía el aire a través del suelo del coche, aletas de fibra de carbono y un alerón trasero del mismo material ligero. La potencia del motor se mejoró hasta los 305 CV y se renunció al sistema de tracción total en detrimen- to de la propulsión trasera. No todo estos coches se basaron en el GT-R R33, sino que 14 de un total de 98 estaban basados en el V.spec, y todo ellos se vendieron en Japón. En 1997 surge el Nissan GT-R R33 400R. El motor biturbo recibe una larga lista de mejoras que permiten aumentar el rendimiento del motor hasta los 400 CV y 470 Nm de par, cifras que le permitían alcanzar los 100 km/h desde parado en cuatro segundos. Disponía de tracción total de serie y su producción estaría limitada, en principio, a tan solo 100 ejemplares, pero finalmente solo 44 salieron de la línea de montaje en 1998, año en el que el GT-R R33 finaliza su producción. Dos años antes de dar el salto al siguiente milenio, el GT-R R33 contabilizaba 16.520 unidades construi- das. Un dato curioso es la existencia del Autech Skyline GT-R de 4 puertas. Autech es una filial de Nissan también especializada en modificaciones, por lo que adoptó un GT-R y diseñó una carrocería con dos puertas más por el 40º aniversario del Skyline. Recibió toda la tecnología del R33, desde su motor hasta los asientos de competición. Nismo no pudo resistirse a mejorar esta curiosa variante y presentarla en el Salón de Tokio de 1998. El Nissan GT-R R33 finalizaba su producción y se apagaba como el paso más importante hacia el progre- so más demoledor registrado por la firma japonesa. Estaba a punto de nacer la décima generación, la que probablemente sea la más famosa de todas. El afianzamiento de un mito, una leyenda que escribía su propia historia en cada paso, en cada generación, en cada evolución, en cada carrocería con las famo- sas siglas grabadas sobre ella. En 1999 llega un digno sucesor. Pausa, desarrollo y vuelta a encandilar a todos: R34. 9