Con esta premisa se planearon 5.000 unidades iniciales para cumplir con las exigencias de la normativa de
homologación de carreras. Tras la gestión de todo el proyecto se situó Nissan, quien dio las instrucciones
necesarias a sus ingenieros para que construyeran un vehículo ganador. El motor elegido fue heredado del
R31, por lo tanto tenían un bloque de seis cilindros y 2.350 cc que desarrollaba 313 CV gracias a la turboali-
mentación.
Dada su relación entre prestaciones y cubicaje, el motor turbo del Nissan GT-R era apto para competir en la
clase de 4.000 cc, según el reglamento del Grupo A. Esto no supondría el fin del mundo, pero otros cambios
como neumáticos más anchos hicieron que se instalara un sistema de tracción total en lugar de la clásica
propulsión trasera. Nissan era consciente, sin embargo, de que este sistema haría al R32 hasta 90 kilogramos
más pesado, pero de nuevo la ingeniería más creativa entró en escena.
Los ingenieros desarrollaron un sistema de tracción total orientado a la competición, denominado Siste-
ma de Ingeniería de Tracción Total Avanzado para todos los terrenos (o ATTESA con sus siglas en inglés),
pero fue el ATTES E-TS el que se montó en el R32. E-TS se refiere a Electronic Torque Split y funciona de
la siguiente forma: un ordenador supervisa los movimientos del coche 10 veces por segundo con el fin de
detectar la pérdida de tracción mediante la medición de la velocidad de cada rueda usando los sensores del
ABS. Otro sensor situado bajo la consola central aportaba información lateral y longitudinal, por lo que el
ordenador podía dirigir hasta el 50% de la potencia a las ruedas delanteras.
Por su parte, si se detectaba pérdida de tracción en una de las ruedas traseras, el par se dirigía a las ruedas
delanteras que estaban comandadas por un diferencial de deslizamiento no limitado. Esta tecnología era de
lo más avanzada en 1989. Debido al peso extra del sistema AWD, los ingenieros mejoraron el motor hasta
los 2.6 litros, lo que situaba su participación en la clase 4.500 cc. Por lo tanto, el motor de las unidades de
calle generaba 276 CV y 360 Nm de par, asociado a una caja de cambios manual de cinco relaciones con so-
bremarcha, suficiente para mover los 1.427 kilogramos que arrojaba sobre la báscula en el cero a 100 km/h
en 5,6 segundos y hacer el cuarto de milla en 13,9 segundos.
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