Generando Arte. La Revista. Nº 3. Octubre 2015 | Page 47
contra de los “dominados”, los cuales no la evidencian o son inconscientes
de dichas prácticas en su contra. Es decir, la violencia simbólica que, normalizada socialmente, sufrimos las mujeres, va desde la discriminación laboral,
la brecha salarial, ( asuntos más o menos cuantificables) al acoso callejero,
la baja presencia de mujeres en ámbitos socioculturales como la política o el
arte y finalmente, los asesinatos.
Así, las mujeres no somos seres de pleno derecho, sino seres que “complementan” a los seres dominantes. Es decir, no tenemos “entidad propia”,
somos mujeres, porque somos lo “contrario” a hombre. No tenemos un
significante propio, el significante depende de la otra parte. En definitiva,
somos mujeres porque no somos hombres.
De ahí la urgencia de establecer un nuevo marco hegemónico desde el imaginario social y cultural. Romper con la hegemonía patriarcal y establecer un
nuevo pacto social donde el género, no suponga un sistema, o mejor, donde
los géneros, que son constructos sociales, desaparezcan.
De esta forma, es más fácil entender que la violencia machista es una violencia estructural, no es violencia aislada como algunos discursos intentan
hacernos ver.
Y así es como empieza y como termina el fenómeno. Por lo tanto, aplicar
medidas solo ante el síntoma (una vez la mujer ha sido agredida o asesinada)
no resuelve el problema, aunque estas medidas son tremendamente necesarias. Debemos trabajar por romper con el imaginario machista dominante.
Las feministas siempre hablamos de “las gafas lilas” para referirnos a la
visión que tenemos del mundo. Nuestra visión es siempre desde la perspectiva de género. Por lo que todo