Generando Arte. La Revista. Nº 3. Octubre 2015 | Page 46
Nos duele el género,
también cuando no nos mata.
Por Blanca Gómez Gómez
Montse Rodríguez
Palabras que hieren
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H
ace unos días, asistí a una mesa redonda que se realizó tras una charla sobre
machismo y masculinidad. Una de las asistentes lanzó las preguntas de qué cómo
y cuándo se acabaría con la violencia machista y que cuál era el paso entre las
actitudes machistas cotidianas (los llamados “micromachismos”) y el asesinato. Nadie de
las personas asistentes respondió. Tampoco había tiempo dada la complejidad del asunto.
Partiendo de esta pregunta, intentaré desgranar las causas de lo que muchas personas ya
llamamos “terrorismo machista”
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad contabiliza 30 mujeres asesinadas por
“violencia de género” en lo que llevamos de año. Geofeminicio.net (web que recoge los datos
de asesinatos a mujeres en todo el mundo) contabiliza 71. Este baile de cifras bien tiene que
ver con el fenómeno en sí mismo. ¿Por qué?
En España, la Ley Integral Contra la Violencia de Género, aprobada en 2005, contabiliza
como víctimas de violencia de género mujeres asesinadas o maltratadas por sus parejas o ex
parejas. Por lo que la muerte de prostitutas, niñas, o “amigas de” no se contabiliza. Teniendo
en cuenta que solo el 20% de los casos se denuncia, nos encontramos con una realidad que
está muy lejana de la que muestra el Ministerio. Por lo tanto: si partimos de una realidad
errónea, mal podremos actuar ya que el diagnóstico social es sesgado.
La violencia machista no es más (ni menos) que la violencia que se ejerce hacia las mujeres
por el hecho de serlo. El sistema patriarcal ha alentado la violencia contra las mujeres de manera que la violencia usada contra unas pocas sirviera como amenaza y correctivo para todas.
Como todo sistema de opresión, el patriarcado usa la violencia para mantener el status quo
de una parte de la población, la mitad (hombres) sobre la otra mitad (mujeres).
Pero volvamos a la pregunta. ¿Cuándo acabará la violencia machista?
De unos años a esta parte, hablamos de “punta del iceberg”: los asesinatos son el producto de
un sistema cotidianamente machista con el que nos socializamos desde que nacemos, tanto
hombres, como mujeres. La educación diferencial entre niños y niñas, tanto en la escuela
como en los hogares, es el primer paso para crear un imaginario social donde las mujeres,
quedamos invisibilizadas de la esfera pública y relegadas al ámbito privado, por lo tanto, las
agresiones no son asunto público.
Pierre Bourdieu, en los años setenta, definió violencia simbólica como la relación social
donde el “dominador” ejerce un modo de violencia indirecta y no físicamente directa en