importante de trayectorias de exclusión:
impacta negativamente sobre los
ingresos futuros, sobre la probabilidad de
tener un trabajo formal y de acceder a
una jubilación digna.
jóvenes de entre 16 años (edad legal para
el ingreso al mundo laboral) y los 24
años (edad que se considera que están
preparados en forma universitaria o
superior para entrar a dicho mundo) que
no estudian ni trabajan.
Desgraciadamente, en la actualidad se
suma otro “ni”: los que no buscan
trabajo. Se considera que la totalidad
alcanza el millón de jóvenes. Muy
preocupante.
Actualmente, la proporción de personas
en edad de trabajar (la población activa)
es mayor que la de personas
dependientes (la población pasiva y los
desempleados). Sin embargo, en 25 años
esa relación se va a invertir. Por lo tanto,
hay que apostar e invertir en educación
(en todos los niveles y con un mayor
grado de articulación con el mercado
laboral y con las universidades) para
facilitar el acceso de los jóvenes a los
estudios universitarios y a los empleos
formales. También es necesario
fortalecer las políticas de la primera
infancia para que los chicos de hoy
puedan tomar la bandera, involucrarse
nuevamente con los valores del esfuerzo,
el sacrificio y el trabajo arduo y así llevar
adelante la sociedad futura.
Vocal Mariela
Los nini vistos
desde la economía
Como pequeña introducción, podemos
definir a los “ni ni” como aquellos
Desde el punto de vista económico,
debemos hacer un poco de historia para
entender la situación: El Pte. Alfonsín,
con la hiperinflación desatada en 1985
aproximadamente,
estableció
el
programa PAN como ayuda a los más
necesitados. Eran cajas con alimentos
indispensables para paliar el momento y
que las criaturas no cayeran en
desnutrición.
Cuando asume el Pte. Menem, 1989, la
situación económica era alarmante, hasta
que estableció junto a su Ministro de
Economía “El Plan de Convertibilidad”:
$1 = U$S 1. Esto redujo la inflación
drásticamente ya que vivíamos una
economía dolarizada.
Lamentablemente, las empresas, tanto
nacionales, extranjeras como pymes,
ante tanta gente buscando trabajo, no
sólo profesionales universitarios o
terciarios, sino operarios, se volvieron
estrictos en la selección de personal y,
creyéndose amos de una economía
“floreciente”, dejaban mucha gente sin
incorporar o los tomaban por 3 meses y
después los despedían. Todos se creían
que estaban en el 1º mundo, menos los
desocupados.
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