para la toma de decisiones normalmente política, acerca del futuro del
programa.
Bajo estos modelos subyace una epistemología objetivista que
requiere la obtención de información "científicamente objetiva", a través
de instrumentos de recogida de datos "objetivos" (tests, cuestionarios,
etc.), que podrá ser reproducida y verificada por otros profesionales. Las
técnicas estadísticas utilizadas en el análisis de los datos obtenidos
aseguran el rigor científico de las conclusiones.
•
Modelos
subjetivistas.
Los
modelos
subjetivistas
comienzan
a
desarrollarse en la década de los sesenta, coincidiendo con el auge del
paradigma interpretativo en las ciencias sociales y humanas, en general, y
en la investigación educativa, en particular. Plantean la evaluación como
estrategia de comprensión y valoración de los procesos y resultados de
un programa educativo.
Difiere de los modelos objetivistas en la concepción de la realidad y en
su forma de entender el conocimiento. Desde esta perspectiva, el saber
es una creación humana estrechamente vinculada a los valores, creencias
y actitudes de las personas inmersas en la realidad, y el interés de la
evaluación se centra en captar la singularidad de las situaciones
particulares y sus características.
Los contenidos de evaluación son los procesos de implementación del
programa, asumiendo el evaluador un rol de cooperación con los
participantes y las personas que implementan el programa.
•
Modelos críticos. Este enfoque no está tan desarrollado como los
anteriores, pero comie