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Perspectiva crítica. Representa el giro normativo más reciente en las
ciencias sociales. Las teorías feministas, neo-marxistas y críticas, entre
otras, promueven formas "abiertamente ideológicas", que buscan iluminar
los fundamentos de valor, históricos y estructurales de los fenómenos
sociales, con el fin de promover y fomentar el cambio social y político
hacia una mayor justicia, equidad y democracia: ¿en qué medida las
premisas, objetivos o actividades del programa, sirven para mantener el
poder y las desigualdades en la sociedad? Greene señala que este último
enfoque
está
poco
desarrollado,
y
los
debates
se
sitúan
fundamentalmente a un nivel teórico, aunque existen algunos trabajos que
se han realizado desde esta perspectiva.
Los enfoques metodológicos en la evaluación desde esta perspectiva
se caracterizan por el elemento de participación:
Participación colaborativa en diferentes métodos cuantitativos y
cualitativos, estructurados y no estructurados.
Análisis histórico.
Crítica social.
Una clasificación general de los diversos modelos de evaluación de
programas basada en fundamentos epistemológicos nos la ofrece Rebollo (1993),
identificando tres grandes bloques: modelos objetivistas, subjetivistas y críticos
(Tabla 7.12).
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Modelos objetivistas. Conciben la evaluación desde una perspectiva
técnica, científica, entendiendo por evaluación la determinación del valor o
mérito de un programa. Los criterios de evaluación son básicamente el
grado de productividad y el nivel de eficiencia del programa.
El evaluador, generalmente externo al programa, desempeña un rol
técnico y recae en él la función de proporcionar información relevante
acerca del mérito o bondad del programa, sirviendo dicha información