de Deakin, en Australia, han venido desarrollando desde los años ochenta a la luz
de las aportaciones de la Escuela de Frankfurt y especialmente de la Teoría
Crítica de Habermas. Desde esta perspectiva, la investigación-acción es
considerada como una ciencia educativa crítica14:
«Una ciencia educativa crítica atribuye a la reforma educacional los predicados participativa y
colaborativa; plantea una forma de investigación educativa concebida como análisis crítico
que se encamina a la transformación de las prácticas educativas, de entendimientos
educativos y de los valores educativos de las personas que intervienen en el proceso, así
como de las estructuras sociales e institucionales que definen el marco de actuación de
dichas personas» (Carr y Kemmis, 1988: 168).
Las orientaciones señaladas, la práctica y la crítica, aun a riesgo de
simplificar recogen dos opciones de investigación-acción, que si bien formalmente
pueden presentar similitudes, difieren sustancialmente en las hipótesis de partida
epistemológicas, políticas y culturales.15 Señalamos brevemente las diferencias
entre ambas perspectivas (Borl, 1995)16:
•
En el nivel epistemológico. Para la investigación-acción práctica no
existe la búsqueda de la verdad de los fenómenos. El conocimiento se
construye por medio de la práctica, y no está fuera de los propios actores.
Es en el modo en que nos aproximamos a la realidad para reflexionar
sobre ella donde se hallan las condiciones para acceder a un nuevo
conocimiento y para mejorar la práctica educativa. Para la investigación-
14
Un desarrollo extenso de esta visión puede encontrarse en Carr, W., y Kemmis, S. (1988). Técnica
crítica de la enseñanza. La investigación-acción en la formación del profesorado. Barcelona: Martha Roca.
15
Para una mayor profundización en los fundamentos epistemológicos e ideológicos de la
investigación-acción se puede consultar el capítulo tercero de la siguiente obra: Goyette, G., y Lessard M.
(1988). Lo investigación-acción. Funciones, fundamentos e instrumentación. Barcelona: Laertes.
16
Bartolomé sugiere (1997: 24) si las diferencias señaladas por Bonal son tan claras o si, como señala
Rué (1995), deberíamos reconocer que toda investigación-acción desarrollada convenientemente es crítica
por naturaleza.