sociales, y emerge como un área propia de indagación (Goetz y LeCompte, 1988).
A través de una descripción detallada de los ámbitos de la vida social de la
escuela (Woods, 1987), ofrece un estilo de investigación alternativo para
comprender e interpretar los fenómenos educativos que tienen lugar en dicho
contexto a partir de diversas perspectivas (profesorado, alumnado, dirección,
familias).
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«Es un modo de investigar naturalista, basado en la observación,
descriptivo, contextual, abierto y en profundidad» (Wilcox, 1993, 95).
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«El objeto de la etnografía educativa es aportar valiosos datos
descriptivos de los contextos, actividades y creencias de los participantes
en los escenarios educativos» (Goetz y LeCompte, 1988, 41).
Sin embargo, como bien señala Wilcox (1993), etnografía no es sinónimo de
observación participante, trabajo de campo o investigación cualitativa. En este
sentido, algunos autores han señalado la reducción instrumental que en algunas
ocasiones se realiza en los estudios etnográficos en educación (Wolcott, 1993),
supeditando las cuestiones de método a los principios teóricos que informan la
indagación etnográfica (Zaharlick, 1992), y se denuncia la aplicación superficial de
la etnografía a la investigación educativa ejemplificada en las microetnografías o
"etnografías relámpago" (Ogbu, 1993).
Siguiendo a Latorre et al. (1996,227), podemos señalar los siguientes rasgos,
que aunque no exclusivos de la investigación etnográfica, nos informan acerca de
su naturaleza:
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Carácter holista. Describe los fenómenos de manera global en sus
contextos naturales, aceptando el escenario complejo que encuentra y la
totalidad como elementos básicos.