Alicia Gurdían-Fernández
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El origen de la teoría crítica de la ciencia de la escuela
de Frankfurt está vinculado con el instituto para la
investigación social creado, en los años veinte del siglo XX, por
un grupo de intelectuales de afinidad marxista, entre ellos:
Horkheimer, Adorno, Marcuse, Habermas y Apel.
La Teoría Critica de la Ciencia considera que la Teoría
de la Ciencia no es algo autónomo o independiente sino que
es parte de la Teoría Social. Desde sus orígenes se contrapone
a la condición positivista, entiende que la Teoría de la Ciencia
debe superar las concepciones restringidas del empirismo
lógico y del nacionalsocialismo por medio de una Teoría
Crítica que argumente dialéctica y reflexivamente en la
totalidad social.
Habermas considera que:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
No hay conocimiento sin interés, es decir, que
todo conocimiento esta regido por unos intereses
que le dan sentido y que se constituyen en sus
impulsores profundos.
Las Ciencias de la Naturaleza están impulsadas
por el saber técnico o instrumental.
Las Ciencias Humanas están orientadas por el
interés comunicativo.
Estos conocimientos son parciales.
El conocimiento o la razón tienen que ser crítica
dialéctica de los aspectos negativos que aparecen
en nuestros conocimientos y en nuestros
comportamientos establecidos.
La función esencial de la razón es la búsqueda
constante en la sociedad y en la naturaleza de
aquellos elementos negativos que deben ser
superados para un mayor acercamiento a la
realización del interés emancipador.