16
Alicia Gurdían-Fernández
ser el mundo, el centro es el hombre. Por eso, su mirada
cosifica, reduce a objeto a la naturaleza para sus necesidades
y utilidades.
Este es un interés pragmático por la naturaleza mecánico-causalista- que no va preguntar ya el “por qué” y
“para qué”, sino por el “cómo” más inmediato y práctico de los
fenómenos y sus consecuencias.
Galileo (1564-1642) planteó las bases de la
matematización formal del universo, fundando la mecánica
racional. Además de ser un representante de la mentalidad que
cambió las explicaciones físicas cualitativas de Aristóteles por
las formulaciones matemáticas de Arquímedes, fue el creador
del método científico que caracterizará a la ciencia a partir de
la modernidad: el método hipotético-deductivo. Visión que se
mantiene hasta hoy, en los cursos de investigación.
Paralelamente, se dieron unas condiciones sociales
engendradas por el capitalismo incipiente nacido ya en el siglo
XIII alrededor de las ciudades italianas y su comercio con
Occidente. Propio de esa clase social fue el gusto por una
cultura más secular, una propensión a los hechos concretos y su
sentido del orden y lo positivo. Lo positivo: ir a lo concreto, lo
útil, lo pragmático.
La nueva ciencia recogió este interés pragmático,
acorde con el intento de dominar la naturaleza y determinó
una actitud tecnológica del conocimiento y sus aplicaciones.
Bacon fue el adalid de esta actitud “científica”.
Galileo sólo consideraba las Matemáticas como una
ayuda para la descripción de la naturaleza mientras que
Newton las puso en el centro mismo de la explicación,
entronizando el espacio euclideo como el espacio substrato de
la naturaleza y planteando así la concepción teórica que
dominó hasta bien entrado el siglo XX.
La “nueva ciencia