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Alicia Gurdían-Fernández
mantener un juicio determinado sobre ellas; sin el prejuicio el
juicio es imposible”.
Es obvio que todos los seres humanos estamos
cargados de prejuicios. “Necesitamos los prejuicios para
interpretar la realidad, la idea racionalista de que el
conocimiento debe partir de una “tabula rasa” no sólo es falsa
sino inoperante”. Es más, según Gadamer fue en la Ilustración
“cuando floreció el prejuicio de los prejuicios”. Según el
pensamiento ilustrado: destruir nuestros prejuicios nos permite
establecer un juicio objetivo de la realidad.
Uno de los propósitos de elaborar/construir nuestra
autobiografía intelectual es, precisamente, explicitar nuestros
prejuicios relacionados con el tema de estudio, problema,
pregunta generadora y el medio o situación. En consecuencia,
Si conocemos nuestros prejuicios no somos presos de
ellos sino sus portadores; los prejuicios pueden frustrar
la interpretación cuando están a un nivel inconsciente
y operamos con ellos como si fueran modos naturales
de “estar en el mundo”. Es el prejuicio que se ignora a
sí mismo el prejuicio que pone en peligro un acceso
reflexivo a la realidad. Robledero (2006)79
Parafraseando al autor, para que el prejuicio resulte
operativo debemos ser capaces de reconocerlo y de
reconstruirlo constantemente en la tarea hermenéutica. Ahora
bien, el proceso de reconocer y reconstruir van unidos:
“cuando un prejuicio choca frontalmente contra la objetividad,
el sujeto es conscie nte de él y este reconocimiento es, a la vez,
reconstrucción”. La condición dialéctica intrínseca a la
79 Robledero, F.(2006). La sangre del león verde. Blog de filosofía, reflexión y temas
inactuales.