eminentemente cuantitativa. Valoro mi aporte porque se
fundamenta no sólo en mi forma de ver, leer, interpretar y
actuar en el mundo sino también en que son reflejo de mi
posición teórico-epistemológica, ontológica y metodológica.
Aspectos que se hacen evidentes en la selección de los
contenidos de este libro, su secuencia, el enfoque, el análisis y
la posición que asumo ante ellos.
Espero por todas estas cosas que este libro y,
particu larmente, la discusión que suscite, se conviertan en una
contribución para nuestra región y de nuestra región al mundo.
Otro de los aportes del libro se relaciona con el
mejoramiento de la calidad de la educación en la región y la
necesidad de que el personal docente se alfabetice y familiarice
con el paradigma cualitativo y, especialmente, con la visión de
sujeto que propongo porque es muy diferente a la tradicional y
que prevalece en nuestras escuelas. En ellas los seres humanos
se convierten en objetos - esto es "la objetivación del sujeto,
mediante procesos de clasificación y división", producto,
principalmente, de procesos investigativos eminentemente
positivistas que se expresan en prácticas divisorias.
En consecuencia, los conceptos clave en la
investigación socio-educativa sobre el problema del sujeto son
los de poder, es decir de poder-saber. El saber no refleja las
relaciones de poder, sino que es inherente a ellas.
De ahí la importancia de la comprensión de las
relaciones existentes entre la constitución de las diferentes
formas de sujeto, los juegos de verdad y las prácticas de poder.
Esto es entre formas de subjetividad y formas de saber y poder.
Las relaciones de poder se refieren a todas aquellas relaciones
existentes entre los seres humanos: amorosas, amistosas,
familiares, económicas, pedagógicas, institucionales, entre
otras, en las que unas personas tratan de orientar, conducir e
influir en la conducta de otras.