Alicia Gurdían-Fernández
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Blumer (1982), otro representante de esta tendencia,
plantea tres premisas que fundamentan su perspectiva:
a)
b)
c)
Las personas actúan con respecto a las cosas e
inclusive frente a las personas sobre la base de los
significados que unas y otras tienen para cada una
de ellas.
Los significados son productos sociales que surgen
durante la interacción entre personas.
Las y los actores sociales asignan significados a
situaciones, a otras personas, a las cosas y a sí
mismos a través de un proceso de interpretación.
El eje de las búsquedas de esta perspectiva conceptual
y metodológica es la dinámica de producción de significación
por parte de las y los sujetos-actores sociales. Todas las
organizaciones, culturas y grupos están integrados por sujetasactoras y sujetos-actores envueltos en un proceso permanente
de significación e interpretación del mundo que les rodea.
Uno de los rasgos fundamentales del interaccionismo
simbólico es que se aparta de una forma radical de aquellas
teorías sociales, que, trabajando el problema de la significación
como eje de análisis de la realidad humana, presuponen la
existencia de significados sociales ocultos tras el mundo
fenoménico de las apariencias. Desde esta óptica el centro de
su análisis está en el estudio del mundo social visible, tal y
como lo hacen y comprenden las y los sujetos vinculados al
mismo, lo que significa un interés por el estudio de la
interacción en sí misma y no solo como una expresión de las
estructuras profundas de la sociedad.
El interaccionismo simbólico muestra dos tendencias:
una de corte conductista social y otra de perfil más
fenomenológico. Nos interesa, la del perfil fenomenológico