Fundamentos de la Inv. Cualitativa | Page 308

LECTURAS COMPLEMENTARIAS De otro lado, la persistencia y la importancia de los curanderos y las tradiciones médicas caseras en el manejo del síndrome nervioso, además de los otros síndromes que conforman las enfermedades socioculturales, no significan que la población y los mismos agentes informales de salud (curanderos) tengan una exclusiva fidelidad a un modelo interpretativo "cerrado", gnóstico, espiritista, indígena, etc., así como a determinados recursos terapéuticos. Precisamente lo que hemos insistido en este artículo en varios momentos, el collage, la mezcla de fragmentos incluye la incorporación de elementos del discurso médico "científico", especialmente en su vertiente psiquiátrica, ya sea por los curanderos o la propia población. Esto forma parte del juego de los actores cuando combinan distintas estrategias médicas, de ahí la versatilidad a la que apunta Duarte (1986: P. 271) en sus observaciones sobre los múltiples recursos terapéuticos en los sectores populares urbanos alrededor de esta clase de síndromes: "la riqueza y ubicuidad de las perturbaciones físico-morales tienen así una contrapartida necesaria en la diversidad y flexibilidad de la definición y práctica de sus "terapéuticas". Diversidad que significan una serie de recursos o procesos de distinto orden: física o moral, médica o religiosa, mágica o ética ...... Según Duarte (1986: P. 271), "...es medio inevitable decir que los recursos terapéuticos pueden ser de tipo ‘tradicional-popular’, de tipo ‘religioso’y de tipo’médico-psiquiátrico’ ... todo lo que se vio hasta aquí respecto a la historia de los saberes físico-morales hace cuestionar y relativizar la oposición entre lo’tradicional-popular’y lo ‘médicopsiquiátrico..." Esto constituye un ejemplo del bricolage de lo moderno con lo antimoderno en el mismo discurso que configura la representación social en los sectores populares, pero en una situación de gran ambigüedad, porque al tiempo que el saber tradicional es supuestamente juzgado como supersticioso, como anticuado, en contraposición al saber erudito y a los progresos de la ciencia, la misma población reafirma a todo momento la eficacia práctica del conocimiento y terapéutica "tradicional-popular" (Duarte, 1986: P. 271). Se trata así de un "montaje" de fragmentos discursivos con una buena dosis de ambigüedades, a su vez muy necesaria para acomodarse a las distintas circunstancias de los eventos cotidianos. De otro lado, si es cierto que el universo simbólico de la población en unas comunidades urbanas del distrito de Aguablanca, al soportar un conjunto de representaciones alrededor de las enfermedades o "trastornos" nerviosos, encuentra que a través de las 308