ENFOQUES Y MODALIDADES DE INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: RASGOS BÁSICOS
Se aclara más adelante, que decir que la cultura se usa para generar e interpretar la
conducta social no significa limitar la cultura solamente a la situación cuando las personas
están en grupo, sino que incluye también las acciones individuales que otras personas
ya tienen aprendidas y comprendidas. Este conocimiento cultural está codificado en un
sistema de símbolos complejo, que involucra, entre otras cosas, lo que alguien denominara
“definiciones de la situación” y las cuales deben ser aprendidas por cada nueva generación
mediante lo que se conoce como procesos de socialización cuya finalidad es convertir a
cada nueva persona que viene al mundo en alguien “competente” para desenvolverse en
el medio social y cultural en el que nació. Esa competencia tiene que ver, entonces, con
una manera “apropiada y típica” de mirar el mundo, de actuar en el mundo, de pensar y
sentir y hasta de hacer las cosas.
El sentido práctico de todo lo anterior es que, con esa teoría tácita acerca del mundo
socio-cultural en que nacen y viven, las personas pueden tener éxito en organizar su
conducta, anticipar el comportamiento de otros y establecer un orden para la comprensión
de dicho mundo. La etnografía en este contexto se plantea entonces, propiciar la reflexión
de las personas sobre esas creencias, sentimientos y prácticas para identificar el
significado actual de las mismas.
El trabajo etnográfico contemporáneo para cumplir el propósito antes enunciado, se rige
por un conjunto de principios que abarcan dos ideas principales. La primera es que el
estudio de la conducta humana ha de realizarse en los escenarios naturales donde ella
ocurre; la segunda es que un conocimiento adecuado de la conducta social solo puede
lograrse en la medida que el investigador entienda el “mundo simbólico” en el cual las
personas viven. Se entiende por “mundo simbólico”, en este contexto, el tejido de significados
que las personas aplican a sus propias experiencias, significados que se desarrollan a
través de patrones definidos de comportamiento.
Adoptada esa perspectiva “interna”, es decir la de los actores involucrados, es que el
etnógrafo puede comenzar a identificar las reglas que gobiernan las relaciones en el
escenario donde ellos se desenvuelven y es a través del descubrimiento de éstas, que se
logran discernir los patrones de conducta de los actores antes citados. Para alcanzar lo
dicho, metodológicamente es posible que tenga lugar una combinación de técnicas y
procedimientos que incluya una cierta cantidad de interacciones sociales auténticas con
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