LECTURAS COMPLEMENTARIAS
en su gran mayoría acciones rituales en el orden de sistemas de cura. Los ritos, como
prácticas de salud preventiva o curativa, dentro de los modelos explicativos no
"científicos"11, son así reveladores de construcciones simbólicas que constituyen parte
de un imaginario popular común a la población que acepta estas prácticas.12
Los curanderos se desempeñan así a la manera de actores sociales que interpretan
una mentalidad "primitiva" o "arcaica", en la perspectiva de Eliade (1986), para una
población determinada, a la que por lo general además ellos pertenecen, y a la que les
demanda desempeñar su papel de especialistas.
Por supuesto, esta mentalidad "arcaica" puede estar articulada a discursos "modernos",
y en esta forma hace parte, según se anotó anteriormente, de una estrategia de bricolage
conceptual en el que la modernidad también está presente de un modo dinámico, vía
mezclas y/o yuxtaposiciones. Sin embargo, lejos de pensarse en un esquema rígido
de sincretismo puede ser más recursiva la imagen del "montaje" –de acuerdo con la
propuesta de Taussig (1 987: Pp. 435-446)– o tal vez en forma plural de "montajes", de
fragmentos integrados a ensayos de interpretación sobre la realidad vivida en un
permanente proceso de construcción-reconstrucción, por parte no solamente de los
curanderos sino de las mismas poblaciones, a través de sus experiencias cotidianas
en sus diversos papeles de múltiples actores en las relaciones sociales y culturales,
como observamos previamente.
Cuando los componentes rituales del proceso terapéutico en el tratamiento de las
enfermedades nerviosas y de otra clase se articulan a un discurso religioso, 13 en
algunas ocasiones a través de curanderos integrados a prácticas de religiosidades
11
Esto no significa que el modelo ‘científico’ carezca de una parafernalia ritual, la cual también es sobre manera importante
en la legitimidad e identificación de este modelo por parte de sectores de la población.
12
Para el caso de Brasil también puede consultarse el artículo de Urrea (1990: Pp. 52-55) sobre el candomble y otros cultos
afrobrasileros como sistemas de cura a nivel contemporáneo en áreas urbanas de ese país.
13
La presencia de religiosidades populares en el Distrito de Aguablanca, y en particular la Comuna 14, de la ciudad de Cali
es significativa. Por un lado los cultos de tradición protestante evangélica y pentecostal, la mayor parte de ellos en una
línea fundamentalista, con fuerte incidencia en la vida privada de las gentes, operando un tipo de discurso reiterativo
alrededor del orden moral, la salud y el bienestar individual y familiar. En segundo lugar hay una amplia difusión de las
doctrinas gnósticas y espiritistas, especialmente al rededor de las redes de curanderos que tienen presencia en el área.
En este segundo caso una parte de los pacientes se convierten en seguidores y/o practicantes de la doctrina. Una
hipótesis sobre el papel de estas religiosidades y/o tradiciones en la diferenciación de los curanderos tendría que ver con
el carácter de ‘intelectuales’ que los curanderos con influencias gnósticas presentan comparativamente respecto a otros,
en la medida que son muy reconocidos por sus lecturas y conocimientos esotéricos. Hay que tener en (;uenta, además,
que un componente grande de las prácticas rituales, entre los curanderos y las mismas familias de esta zona urbana, está
conformada por la iconografía y publicaciones populares del culto católico (vírgenes, santos, niños dioses, escapularios,
rosarios, etc.), así como material de amuletos tomado en préstamo de otras tradiciones.
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