Fundamentos de la Inv. Cualitativa | Page 294

LECTURAS COMPLEMENTARIAS "Nosotros teníamos problemas con dos vecinos de la cuadra, ellos nos hicieron maleficio para hacernos ir y hacernos pelear. Por maldad y por envidia que nos tenían. Empezamos a tener problemas económicos, nos peleábamos mucho. La mata de sábila que tenía a la entrada de la casa se dañaba y se caía. Un día yo alcancé a ver un bultico en la puerta de mi casa, lo saqué y encontré un paquetito con tres medallas de San Benito y San Alejo amarradas a un cartón. Yo fui a un curandero llamado Manuel, le llevé las medallas, él les hizo un conjuro y nos mandó poner a una sábila tres cintas, una blanca, una roja y una verde que nos rezó. También nos mandó poner una tijera en una herradura. Nos mandó a hacer un riego con seis limones partidos en cruz, azúcar y específico en un balde de agua. Esto nos sirvió bastante, se arregló la situación, los vecinos enemigos vendieron y se fueron de la cuadra, porque el que hace el mal se le devuelve a sí mismo...". Eucaris Cifuentes, mestiza, 31 años, oriunda de Dagua (Valle), vecina de Marroquín II. Para el curandero el arte de curar requiere también el conocimiento de las prácticas de brujería, por cuanto en muchas circunstancias son un complemento a la labor de consejero en el manejo de los problemas cotidianos de las personas y las familias, en su gran mayoría representados o percibidos corporalmente (morbilidad sentida) en el imaginario popular como alteraciones de orden nervioso o del sistema nervioso. No basta simplemente "ponerse en el campo del paciente", comprenderlo, entender sus problemas, hacer la tarea de consejero en asuntos de amores o de trabajo, disputas entre vecinos, familias, etc. Se precisa incidir en el orden simbólico, en el manejo del deseo (la pasión amorosa) o de la agresión (diversas modalidades de violencia) del vecino, el familiar, el patrono o el trabajador, el policía, el atracador del barrio o el agente del DAS. La eficacia del tratamiento terapéutico, en muchos casos, pasa por esta necesaria mediación, porque las perturbaciones nerviosas vividas por la gente representan en la sintomatología popular -la cual incluye una continua incorporación del argot "científico" de moda sobre los nervios- un desorden o caos que precisa ser controlado. 294