Fundamentos de la Inv. Cualitativa | Page 288

LECTURAS COMPLEMENTARIAS Finalmente se utilizó una parte de las historias "clínicas" de pacientes en consulta psicológica en el Núcleo de Atención Primaria Marroquín-Cauquita.5 Lo tradicional en lo moderno: el doble juego del bricolage 6 Al perder capacidad analítica y descriptiva las diversas perspectivas evolutivas, que sustentan un discurso sobre el avance omnipresente y totalizador de la modernización, en un sentido sociológico, y la modernidad, en cuanto proyecto ideológico orientador de la primera, bajo el supuesto de una racionalidad formal –para usar el discurso weberiano– y de un estilo de vida cada vez más "individualista", que determinarían de modo creciente y cuasi absoluto la mayor parte de las conductas de las personas y los procesos colectivos en las ciudades, se abre cada vez más un espacio para una discusión que resalta un doble juego entre continuidad y discontinuidad, permanencia y cambio, tradición y transformación, en el proceso de construcción de los mundos urbanos, particularmente en lo que respecta a los sectores populares. Por supuesto, esto también incide sobre la manera como se percibe la relación entre campo y ciudad, culturas "indígenas", "negras", o "primitivas" y culturas "civilizadas". De otro lado la esfera de los comportamientos "irracionales" cobra de nuevo fuerza en el dominio de la ciudad, de la llamada vida moderna y "civilizada". Según Duarte 1986: Pp. 137-138), al referirse a los cambios que acompañan la urbanización y la migración rural-urbana, " ... cuando las rupturas afectan de manera realmente profunda las estructuras culturales, sólo una visión extremadamente evolucionista exigiría que el cambio de allí resultante implicase la adopción de la ideología individualista o por lo menos de algunos de sus principios. Como si la "modernización" aparente de las condiciones de vida exigiera una "modernización" lineal del sentido de la vida, o también 5 Alrededor de 55 pacientes tratados por el psicólogo, coautor de este articulo, con un promedio de 4 a 5 consultas por paciente, entre marzo y diciembre de 1990. La mayor parte de los pacientes fueron niños menores de 10 años (30 pacientes), luego unas 15 mujeres entre los 45 años, y entre hombres adolescentes, adultos y ancianos, 10 pacientes. Sin embargo, según diversas fuentes, tanto ‘clínicas’ institucionales del SILOS, como informales de los curanderos, se puede concluir que la mayor parte de las consultas referidas a signos y síntomas de enfermedades nerviosas y de enfermedades socioc