LECTURAS COMPLEMENTARIAS
Finalmente se utilizó una parte de las historias "clínicas" de pacientes en consulta
psicológica en el Núcleo de Atención Primaria Marroquín-Cauquita.5
Lo tradicional en lo moderno: el doble juego del bricolage 6
Al perder capacidad analítica y descriptiva las diversas perspectivas evolutivas, que
sustentan un discurso sobre el avance omnipresente y totalizador de la modernización,
en un sentido sociológico, y la modernidad, en cuanto proyecto ideológico orientador
de la primera, bajo el supuesto de una racionalidad formal –para usar el discurso
weberiano– y de un estilo de vida cada vez más "individualista", que determinarían de
modo creciente y cuasi absoluto la mayor parte de las conductas de las personas y
los procesos colectivos en las ciudades, se abre cada vez más un espacio para una
discusión que resalta un doble juego entre continuidad y discontinuidad, permanencia
y cambio, tradición y transformación, en el proceso de construcción de los mundos
urbanos, particularmente en lo que respecta a los sectores populares.
Por supuesto, esto también incide sobre la manera como se percibe la relación entre
campo y ciudad, culturas "indígenas", "negras", o "primitivas" y culturas "civilizadas".
De otro lado la esfera de los comportamientos "irracionales" cobra de nuevo fuerza en
el dominio de la ciudad, de la llamada vida moderna y "civilizada". Según Duarte 1986:
Pp. 137-138), al referirse a los cambios que acompañan la urbanización y la migración
rural-urbana, " ... cuando las rupturas afectan de manera realmente profunda las
estructuras culturales, sólo una visión extremadamente evolucionista exigiría que el
cambio de allí resultante implicase la adopción de la ideología individualista o por lo
menos de algunos de sus principios. Como si la "modernización" aparente de las
condiciones de vida exigiera una "modernización" lineal del sentido de la vida, o también
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Alrededor de 55 pacientes tratados por el psicólogo, coautor de este articulo, con un promedio de 4 a 5 consultas por
paciente, entre marzo y diciembre de 1990. La mayor parte de los pacientes fueron niños menores de 10 años (30
pacientes), luego unas 15 mujeres entre los 45 años, y entre hombres adolescentes, adultos y ancianos, 10 pacientes. Sin
embargo, según diversas fuentes, tanto ‘clínicas’ institucionales del SILOS, como informales de los curanderos, se puede
concluir que la mayor parte de las consultas referidas a signos y síntomas de enfermedades nerviosas y de enfermedades socioc