por ejemplo el “agente azul”. Todos ellos fueron rociados sobre zonas rurales por una
década, afectando cultivos, suelos y todo ser vivo que las habitase. Más allá de las
conclusiones éticas y morales que cada uno puede desarrollar, debemos recordar que de
estos venenos derivan productos de uso agrícola como el 2,4D o el 2,4,5-T; este último
generador “accidentalmente” en aquel entonces del TCDD una de las moléculas más
tóxicas jamás sintetizadas por el hombre. Algunos de dichos productos actualmente
están prohibidos, aunque corresponde un largo paréntesis: porque nos demoramos en
dictar las leyes y porque luego solemos no cumplirlas 22 . En 1984 se alcanzó un acuerdo
de indemnización por valor de 180 millones de dólares entre siete compañías químicas y
los abogados de los veteranos de guerra de Vietnam estadounidenses, no así para las
víctimas del país asiático.
El segundo gran hito, si bien podría corresponderse con una fecha determinada -la de
la primera vez- resulta más representativo haciendo foco en su evolución, y no
centrándose en su punto de partida. El hecho, vuelto conducta, tiene que ver con el
patentamiento de las semillas; acción privadora por naturaleza, que restringe uno de los
derechos más inmediatos del ser humano: el de producir su propio alimento. La
problemática no se limita a hacer uso o no de determinadas especies modificadas
genéticamente, sino que tiene que ver con el carácter invasivo de éstas, y el reemplazo
paulatino sobre las semillas naturales, la imposibilidad de encontrar en el mercado
común variedades de antigüedad ancestral, que fueron siendo relegadas hasta hundirse
en el olvido. Testigo de estas prácticas es el caso paradójico de México, donde distintas
asociaciones campesinas buscan generar conciencia de la eliminación progresiva de
decenas de especies características de maíz, en pos de la primacía de la semilla
transgénica. Además de la pérdida irreparable de variedades autóctonas, y el atentado
contra la biodiversidad, se centra la crítica en todo lo que acarrea el modelo de
producción dominante, donde la soberanía alimenticia se vuelve una quimera y el
bienestar de la población una práctica desechable 23 .
Las viviendas rurales abandonadas reciben el nombre de taperas. En la actualidad son tan comunes, que se
habla de la “taperización” del campo. Muchos han huido empujados por la situación, otros tantos han preferido
instalarse en las ciudades, sin que dejar de lado pertenencias sea un impedimento que la “sojagate” no haga
olvidar.
22
Saccone, V. (03/01/18). América Latina, un continente infestado por los pesticidas. Esglobal. Recuperado
de: https://goo.gl/qMRFLz
23
Mentiras y verdades sobre el maíz transgénico. Greenpeace. Recuperado de: https://bit.ly/Ox6BjH
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