FUMIgate v6 26/06/18 | Page 12

excesiva e innecesaria, que es difícil de sostener conscientemente. Por eso preferimos ignorarla, manteniéndonos inmunes gracias a la indiferencia que nos aleja de espantarnos con tan sólo un mínimo grado de empatía, piedad o sentido de dignidad. En mi opinión, estos trasfondos van de la mano con el resto de los hechos mencionados a lo largo del escrito. Es necesario convivir con un nivel de inocente ignorancia o de siniestra crueldad para amparar lo que genera la mecánica de nuestra alimentación actual como sociedad. De todas formas, trunco esta reflexión para focalizarme en lo que es nocivo para el consumidor. Esa eficiencia mencionada en el proceso de producción viene de la mano del abuso de fármacos: vacunas, antibióticos y estimuladores de crecimiento para criar al animal en la menor cantidad de tiempo posible. Reducción drástica del espacio y la necesidad de incorporar alimentos balanceados alejan al animal de su entorno natural. Los cerdos por ejemplo, son vacunados al promedio de una vez cada 20 días y sacrificados antes de cumplir los 6 meses de existencia. La crianza de los pollos se reduce a 45 días con amplias jornadas de luz, mucho alimento de engorde y constantes dosis de antibióticos y hormonas. Quien tiene la posibilidad de atestiguar el crecimiento normal de un pollo de 45 días notará que el de criadero quintuplica su volumen mediante esos métodos de desarrollo acelerado. No existe mecanismo natural que alcance este nivel de producción, lo cual evidencia la desnaturalización de “los bichos que comemos”, provocando una notoria diferencia en la calidad, propiedades benéficas y por supuesto, el sabor de la carne. Muchas veces se respalda discursivamente este escenario productivo de vegetales y animales con la afirmación de que es necesario para alimentar un Mundo cada vez más poblado. Nada más falso que esa hipótesis. La correspondencia de estos métodos se empareja únicamente con el afán exacerbado de multiplicar las ganancias a la vez que se reducen los costos, aunque esto requiera despreciar la calidad del producto y acudir a las insostenibles prácticas que analizamos. No atacamos el hambre, ni tampoco la codicia de quienes buscan perpetuar sus obscenos beneficios. Consumimos carnes en grandes cantidades, casi de manera “extravagante”, no por necesidad alimenticia sino por costumbre. No hemos formado la conciencia de que una alimentación más sana y sustentable permitiría una producción de otras características y de mejor calidad para todos. Podemos amar el folklore del asado, pero también controlar el exceso. Existen diversos sitios web con información fidedigna al respecto 8 , al igual que una producción audiovisual sumamente interesante, que si bien es amplia, toca varios de estos temas 9 . Vayamos ahora a la arista más grande y difundida de este embrollo, que tiene que ver con el sector agrícola: la siembra basada en barbecho químico, conocida también como “paquete tecnológico” por el conjunto de normas legales que permite, difunde y empodera la producción de semillas transgénicas y toneladas de agrotóxicos. Arriba oficialmente a nuestro país con la firma de la resolución 167 del año 1.996 con Felipe 8 5 cosas que te provocan comer carne en exceso. Salud180. Recuperado de: https://goo.gl/aiehaX 6 razones de sentido común para dejar de comer carne. (11/04/2013). Ecoosfera. Recuperado de: https://goo.gl/7WshxP 9 Jean-François Brient y V. L. Fuentes. De la servidumbre moderna. Para descarga gratuita en su sitio web: www.delaservitudemoderne.org |10|