prestaciones durante los tres años
que había pasado en el equipo japonés. Aún así, por lo que se llegaba a
comentar en los mentideros, Marlboro
iba a mantener su confianza en Freddy a pesar de su marcha a Hyundai.
Así, para el año 2002, Marlboro se
quedaba atrapada en un equipo con
un coche mal preparado y sin uno de
los mejores pilotos, algo difícil de suplir pues todos los “top-drivers” estaban muy bien atados en equipos con
coches muy bien puestos a punto.
La solución de urgencia fue contratar a Francois Delecour y a Alistair
McRae, el primero lejos de sus mejores momentos y el segundo con poca
proyección, algo que no fue bien y los
Mitsubishi fueron arrastrándose durante toda la temporada. Ni siquiera
las ocasionales apariciones del tercer
piloto Jani Paasonen, con muy buenos cronos en pruebas como Nueva
Zelanda o Finlandia, ni la aparición de
una evolución para la segunda mitad
del año, pudieron hacer remontar las
prestaciones del Evolution WRC.
Esto produjo que Mitsubishi se apartase una temporada del Mundial de
Rallys para preparar un nuevo coche,
lo que dejaba huérfano a Marlboro, o
lo que es lo mismo, con opciones de
sponsorizar a otro equipo.
ÚLTIMA PARADA
Tras el mal sabor de boca que había
dejado la última época del equipo Mit-
98
subishi, en Marlboro decidieron apostar por un caballo ganador y Peugeot,
con el mejor coche del momento, parecía el mejor equipo en el que posar
sus logotipos.
Así, tras un invierno de incertidumbre, la presentación de los 206 WRC
con los colores rojos y blancos fue una
sorpresa para todos. Con Grönholm
como dos veces Campeón del Mundo,
Burns en una ocasión, Rovanperä de
especialista en tierra y nieve y Panizzi de las pruebas de asfalto, Marlboro
volvería a estar en los puestos altos de
las clasificaciones.
La temporada iba de lujo ya que los
dos pilotos punta del equipo, Gronhölm y Burns, estaban enfrascados en
plena lucha por el Mundial y las victorias llegaban, sobre todo en manos del
finés, pero la segunda mitad del año
las cosas empezaron a torcerse.