daje suficiente en el equipo se esperaba que los triunfos volviesen a ser
una constante. Y así fue, por lo menos
a principios de temporada, ya que el
finés empezó muy bien el año venciendo en Montecarlo, pero la escalada de
prestaciones de los demás equipos comenzó a ser brutal y los Lancer Gr.A
cada vez podían hacer menos contra
los coches de la categoría WRC. Aún
así, Tommi estaba luchando por la
victoria siempre que la mecánica no se
la jugaba. En cambio, un Loix totalmente desdibujado no parecía ser ni
la sombra del que metía presión a los
pilotos oficiales en la época de Toyota.
No se ganaron títulos, pero para el
2001 había energías renovadas. Una
gran evolución para principios de año
y un nuevo coche, un WRC, para las
últimas pruebas, hicieron que el equipo Mitsubishi-Marlboro estuviese una
vez más en boca de todos.
Para el año 2000 la formación en Mitsubishi se mantenía y con Makinen
como tetracampeón y Loix con un ro-
De nuevo los dos mismos pilotos en
liza y la opción de un tercer coche
para algún piloto según qué superficie. Y se empezó muy bien la temporada con Makinen venciendo en Montecarlo (una vez más) y en Portugal,
luchándose también la victoria en
Suecia con dos coches, el del finés y
el de un especialista local que ya había dado muestras de su velocidad
años atrás: Thomas Radström, que
finalmente quedaría segundo. Pero a
partir de entonces vuelta a la realidad,
ya que con todos los esfuerzos centrados en el WRC el Lancer Gr.A quedó
rápidamente desfasado con respecto
a otros equipos en pleno desarrollo
como Ford, Subaru o Peugeot.
Pero la llegada del nuevo Lancer no
supuso ningún beneficio. Es más,
casi que hubiera sido mejor mantener
la versión antigua, ya que no estaba a
la altura ni de sus pilotos ni de lo que
hacía falta para estar en los tiempos
del resto de las marcas.
Fueron cuatro carreras, San Remo,
Córcega, Australia y RAC, y en ninguna de ellas se vieron buenas maneras
por parte del WRC. Salidas, roturas,
malos cronos... Y como mejor resultado un sexto puesto en Australia por
parte de un Makinen que, a pesar de
lo desmotivante del coche, lo dio todo
para estar delante ya que a pesar de
todos los problemas durante el año
llegaba con opciones de ganar el título
a la última prueba. Había que intentarlo, pero no hubo manera...
Tal fue el fracaso y la decepción por
parte de Tommi en este final de temporada que decidió cambiar de equipo, algo que también pasaría con Loix,
aunque en el caso del belga la razón
tenía más que ver con sus pobres
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