Pero el descenso del consumo de esta
clase de productos ya se empezaba a
apreciar un mes antes del anuncio de la
OMS, lo que supone una tendencia decreciente en las ventas de categorías de
carnes procesadas.
No obstante, esta tendencia se suaviza
durante la última semana de diciembre,
coincidiendo con los días de Navidad, semana en que los productos al corte incluso remontan un 1,6% en volumen.
De hecho, según un informe de la consultora Nielsen, la carne de vacuno es el
producto cárnico más caro que sigue
perdiendo presencia en la cesta de la
compra. Así, el incremento medio del
2,4% en su importe final provocó un descenso del 3,9% en sus compras en el año
2014 y es que, de momento, “las mejoras
macroeconómicas del país no se han
trasladado al bolsillo de las familias”, aseguran desde la consultora.
La mayoría de estos productos, según el
Barómetro del Comprador de IRI, se adquieren en hipermercados y supermercados donde los compradores realizan
su compra habitual (59% para carnes
rojas y el 70% de carnes procesadas),
pero hay un alto porcentaje de compradores – el 87% para carnes rojas y el 56%
para carnes procesadas - que también lo
hacen en comercios de proximidad,
como en carnicerías / charcuterías que
venden al corte, en mercados municipales o en colmados y tiendas de barrio.
Pero a pesar de la alerta de la OMS, un
87% de los compradores encuestados en
el Barómetro afirma que no ha modificado sus hábitos de consumo de carnes
rojas y procesadas, el 51% porque ya
consumía estos productos de forma moderada y el 36% porque opina que el
anuncio es exagerado y no va a cambiar
sus hábitos.
“
El 50% de los
españoles manifestaba
su voluntad de
reducir el consumo
de carnes procesadas
tras el anuncio de la
OMS
El escándalo
de la carne
de caballo
no afectó el
consumo
En enero de 2013 se detectó en Europa carne de caballo en productos de
carne de vacuno procesada, como
hamburguesas o lasañas. Un trabajo realizado en el Centro de Investigación
en Economía y Desarrollo Agroalimentario (CREDA) revela que este escándalo no provocó un descenso
generalizado del consumo de esta clase
de carne, a diferencia de la crisis provocada por el anuncio de la OMS.
Según este estudio, las cifras de consumo de ternera (de 2013 respecto al
2012), no muestran un descenso generalizable e, incluso, se da la circunstancia de que algunos productos
analizados presentan un aumento en su
consumo.
Los consumidores encuestados aseguran que recuerdan el escándalo, pero
En portada
Sólo el 8% ha reducido su consumo. De
este porcentaje, la mitad ha disminuido
la cantidad de productos cárnicos que
toma en sus raciones, el 36% los ha sustituido por otros tipos de productos no
cárnicos, carnes blancas o pescado y un
28% se fija más en la información de las
etiquetas de los productos que compran.
Además, un 8% ha pasado a comprar
productos de ganadería ecológica a raíz
del anuncio de la OMS.
declaran que no modificaron su consumo, ya que este caso, a diferencia de
otros, no afectaba a la salud. En cuanto
a los precios de la ternera, tanto a nivel
del consumidor como en origen, no se
detectó ninguna disminución y, por lo
tanto, el trabajo concluye que no tuvo
ningún impacto negativo en este sentido.
Por otra parte, en cuanto a las exportaciones de productos procesados bovinos en Cataluña, tampoco se han
visto efectos asociables con el escándalo de la carne de caballo, aunque los
resultados mes a mes sí indican un estancamiento de las exportaciones en el
momento del escándalo (tres primeros
meses), que luego, sin embargo, se recuperaron.
Por último, a nivel legislativo, el escándalo de la carne tuvo repercusiones inmediatas y también a largo plazo. En
marzo de 2013, la UE lanzó un "plan de
control coordinado" con una lista de
acciones que incluían los análisis de
control. Posteriormente se revisó el
marco legislativo de la cadena alimentaria de la UE y se introdujeron medidas surgidas a consecuencia del
escándalo como, por ejemplo, la integración de controles antifraude en los
planes nacionales de control de los Estados miembros.
financial food
febrero 2016
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