REPORTAJE
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FalmedEduca
como de los médicos, que saben que
cuentan con su apoyo en caso de
personas descompensadas emocionalmente. Actualmente, si bien dan
apoyo a todo el hospital, se dividen
en las zonas más complejas: Servicio
de Urgencias, Quemados, Unidad del
Paciente Crítico y Médico Quirúrgico
Indiferenciado.
Claudia Pinto es la psicóloga de enlace del servicio de Urgencias. Le
corresponde dar apoyo a las familias
cuyos pacientes se encuentran en el
Reanimador, vale decir, aquellos con
riesgo vital inminente. Al lado, en la
sala de Enlace, prepara el ambiente,
contiene y gestiona información. Si
bien es el médico quien entrega la
información médica, los psicólogos la
facilitan.
“Se va formando equipo con los médicos porque está demostrado que
vincularse con la familia en un momento tan doloroso y acompañarlos
hace que también se facilite el trabajo de ellos. Es tranquilizador para
el médico saber que la familia va a
estar acompañada porque no pudo
quedarse todo el tiempo que quería
porque hay otras urgencias”, observa
la profesional.
Denisse Teillery es otra de las psicólogas del HUAP. Desde su mirada, es
necesario reconocer que este tipo de
noticias escapa a los protocolos, sin
embargo acompañar a la familia en
ese momento hace una gran diferencia.
“Creo que ahí hay una tarea que es
entregarle respeto y dignidad a la
persona que está consultando. La
visión que tiene la familia respecto
del hospital cambia completamente
porque llega una persona que está
dedicada especialmente a auxiliarla.
A la familia también le sorprende. Se
produce una relación genuina mutua”, manifiesta.
El Dr. Figueroa considera que la comunicación con la familia es un desafío continuo, que debe abordarse
por el sistema de salud en su conjunto. Desde su experiencia, recuerda la
importancia de recurrir a un pariente
para la toma de decisiones más complejas.
“La comunicación con la familia es
un reto que se agudiza en un contexto de un servicio de urgencias. Se
hace necesario desarrollar la capacidad de empatía del médico y generar
también la organización de la información. Con un paciente grave tienes que tomar decisiones claves y es
importante identificar un familiar con
capacidad para hacer de tutor para
recibir las malas noticias”, precisa.
Buscar un aliado o
facilitador en la familia
Según las cifras de Falmed, los familiares recurren a la justicia tanto
como los propios pacientes. Según
ha observado el abogado Pedro
Pablo Hansen, subjefe del Departamento Jurídico, los parientes tienen
un papel clave pues no sólo opinan
durante una atención, sino también
después y pueden alentar reclamos incluso cuando los pacientes
no estén de acuerdo. “Pasa que los
pacientes le explican al médico que
ellos no tienen nada en su contra
pero que la familia insiste en que
esto no puede ser así. La familia se
involucra”, sostiene.
Desde el punto de vista jurídico,
quien es dueño de la información
es el paciente. “De ahí vienen las
excepciones, discapacidad intelectual, emocional, menores, los
que están en una urgencia, ahí
debe intervenir un tercero”. Añade:
“hay que incorporar a la familia
cuando va en beneficio del propio
paciente. Me comunico con tu pariente porque él va a colaborar con
tu tratamiento, no porque él tenga
el derecho a saber”.
La Ley de Derechos y Deberes es
clara en que la información es un
derecho del paciente. Es por eso
que la sugerencia tanto desde lo
ético como desde lo legal es que
los médicos eviten la conspiración
del silencio, explicando a la familia
los costos de no decir la verdad.
“Parte importante de la recuperación de un paciente se puede ver
beneficiada con la red de apoyo
con que cuente y por lo mismo,
generalmente podrá beneficiar al
tratamiento que el médico indique la presencia de otras personas afectivamente significativas,
que ayuden en ese sentido. Será
el mismo paciente quien irá eligiendo de quién recibir ese apoyo”, asevera el Dr. Roizblatt.
Por su parte, el Dr. Eduardo
Welch, director de Falmed, destaca la necesidad de buscar consensos con la familia. “El médico
debe ser cauto, prudente y buen
observador para establecer vínculos útiles con alguno o varios
de los integrantes de la familia.
Es difícil lograr el justo equilibrio,
que la familia opine toda en la
misma línea, pero debemos tratar de obtener sino el consenso,
la mayor aceptación”, enfatiza.
La judicialización de la medicina provoca desconfianza entre
médicos, pacientes y familiares.
Incorporar la participación de la
familia en la toma de decisiones
debe ir en beneficio de los propios pacientes y puede ayudar a
recuperar las confianzas, fortaleciendo la humanidad en el trato y construyendo vínculos más
fuertes.