14 EMPATÍA
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Oviedo, en varios estudios ha abordado, por ejemplo el síndrome de burn-out en médicos y enfermeras que atienden a pacientes oncológicos. Las conclusiones señalan que el médico oncólogo-uno de los casos más exigidos- necesita“ atemperar” sus emociones, pues el contacto con el paciente oncológico, en las diferentes etapas de su enfermedad, supone un desgaste psicológico intenso como consecuencia del ajuste que tiene que realizar ante las somatizaciones y caracteropatías del paciente( personalidad obsesiva, histérica, neurótica, paranoide, etc.).
Por eso el médico debe ser consciente de los múltiples agentes estresantes que pueden poner en peligro su salud. Debe conocerse y cuidarse más a sí mismo; el extremo lamentable de este fenómeno es que muchos médicos sufran la ruptura de su propia familia, que es precisamente el apoyo más eficaz contra el estrés profesional.
La experiencia en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar es un ejemplo de que podemos ir por buen camino. El centro hospitalario viñamarino cuenta con una Clínica del Funcionario, que si bien no actúa con fines preventivos en la salud mental de los trabajadores del área médica, al menos atiende los requerimientos de los mismos cuando éstos se ven sobrepasados por el exceso de trabajo o por casos que los han afectado más allá de habitual, en su fuero emocional.
La Clínica del Funcionario es coordinada por una enfermera, Pilar Orellana, y cuenta con un médico psiquiatra y un psicólogo que brindan atención a aquellos médicos o personal médico que requiera de asistencia y orientación.“ Es un método que nos ha dado ciertos resultados en salud ocupacional dentro del Hospital, sin duda, nunca es suficiente para la gran carga emocional y de trabajo que tienen tanto médicos como funcionarios, pero al menos es un comienzo”, describe la enfermera.
EL ASPECTO LEGAL DE LA PÉRDIDA DE LA EMPATÍA
Ante un caso de mala praxis o negligencia médica, ningún facultativo podría sustentar su defensa legal en una situación de estrés; o de cansancio extremo por desgaste emocional; o animadversión. Esas situaciones no existen como eximentes de responsabilidad penal; administrativa; ni civil. El abogado jefe de Falmed, Juan Carlos Bello, sugiere“ anticiparse y evitar llegar a trabajar en las condiciones antes descritas. Para ello debo, primero reconocer mi situación de estrés y en segundo lugar, hacer algo respecto de esa situación de estrés, identificando el motivo; ya sea mi jefatura; la cantidad de pacientes que atiendo; o falta de recursos que tengo para desarrollar el trabajo en determinado centro hospitalario, hay que actuar preventivamente y representar administrativamente la situación a mi superior jerárquico”.
EXORCIZAR LAS EMOCIONES
Lo peor es tratar de ocultar el problema, advierte el Dr. Sergio Rojas, presidente de Falmed quien cuenta con 26 años de ejercicio de la medicina. Explica que“ la dicotomía que se produce en las personas que atendemos pacientes, pero por sobre todo en los médicos, es nuestro permanente afán por diferenciar lo racional de lo emocional, y al final es más perjudicial. Lo que es psicología se conoce como fenómeno de disociación emocional, y que los médicos lo usan habitualmente para protegerse, finalmente es peor. El hecho de ocultar las emociones y de no vivirlas con su paciente, finalmente es contraproducente tanto para el médico como para el enfermo. Uno es un ser emocional y no lo puede desconocer, uno cree que se protege, pero la emoción la siente igual. Hay que exorcizar esa emoción, hay que sentirla, porque si uno no reconoce que está triste, no reconoce que está alegre o que está deprimido, finalmente es lo peor que podemos hacer como profesionales y como seres humanos”.
No se trata de llorar junto al paciente, pero si uno ve que un paciente está triste, ojalá compartir sus emociones con ellos y ojalá si estamos frente a un escenario médico optimista, obviamente alentar al enfermo a que va a recobrar su salud, mostrando el vaso medio lleno y no medio vacío.“ Es increíble lo fortalecida que sale la relación médico-paciente cuando uno demuestra la empatía con el paciente y la empatía no es otra cosa que demostrar una emoción frente a él y que uno como médico se pone en su lugar, por eso elegimos esta profesión”, complementa el Dr. Rojas.
Pero tener mayor o menor empatía no se trata solo de un don o de una herramienta en la que podemos y debemos adiestrarnos, sino más bien de un deber ético de la profesión médica. Dar el tiempo suficiente al paciente para que se explaye en sus dolencias, en lo que lo afecta, en lo que lo afecta, en lo que lo aflige y angustia, y tener como médicos la capacidad de ponerse en su lugar, no es sólo deseable, sino lo que se espera de un médico que cree en la relación médico-paciente. Es uno de los pilares de la buena práctica de la profesión.