EZKIOGA A.M. Artola, CP | Page 49

circunstancia era por demás oportuna para Echeguren. Sus decisiones prohibitivas habían logrado la revocación del destierro del Obispo. Por tanto, la carta se escribió bajo la impresión de un triunfo logrado sobre el Gobierno. Múgica estaba ya en España como obispo de Vitoria. Para entonces, incluso se había comenzado la detención de videntes por parte del Gobierno Civil de Guipúzcoa. La política de la menor información y la táctica de no dar importancia oficial al caso puede explicar las actuaciones públicas del Vicario. El silencio ante la Nunciatura debe explicarse también por el «caso Echeguren» del secuestro de los documentos del Cardenal Segura. El hecho es que con la mayor premura, el Vicario General envió una información completa a la Nunciatura. Al redactar su informe Echeguren se muestra de un talante completamente distinto. Escribe con soltura y buena memoria todos los detalles de las apariciones de Ezkioga, desde el comienzo hasta el día de su relato. En el entusiasmo con que compone su informe se delata el cambio emotivo provocado por la vuelta del Obispo a España, como recompensa por su actuación contra Ezkioga. Desde esta perspectiva, abre su corazón al Nuncio con la seguridad de que sus palabras contribuirán a destruir el mito de Ezkioga. La importancia de la documentación es grande. Echeguren se sentía seguro de la metodología empleada, que le había dado como resultado la recompensa del retorno del Dr. Múgica a España. Por eso todo el documento es un alegato para desprestigiar las apariciones de Ezkioga. La información que da el documento enviado a la Nunciatura empieza por ignorar los nombres de los dos primeros niños videntes, de los cuales da una edad inexacta. Su valor singular está en el detalle de las informaciones. Es la primera información oficial, seria y completa, sobre los sucesos de Ezkioga. Es interesante la constatación de que existía en Ezkioga un primer grupo de videntes, diferente de otro que le siguió. Atribuye a ese segundo grupo el origen de las profecías sobre España. No puede 51